Madrid, 10 oct.- Robert Lefkowitz y Brian Kobilka, que han recibido hoy el Premio Nobel de Química, han conseguido comprender y "fotografiar" a los receptores "serpentina", unas sustancias químicas esenciales en el funcionamiento de los sentidos, las hormonas y los neuro-transmisores.
Así lo ha explicado en una entrevista con Efe el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Federico Mayor Menéndez, amigo y discípulo de Lefkowitz, y que durante su estancia postdoctoral en EEUU también coincidió con Kobilka.
En su opinión, los dos han dado "un paso más" para saber qué ocurre en algunas circunstancias patológicas o fisiológicas del cuerpo humano y, de este modo, avanzar en el diseño de fármacos más precisos y eficaces.
El trabajo por el que hoy han sido reconocidos los científicos estadounidenses no es un proceso que se haya descubierto ahora, sino que "muchos investigadores han trabajado en esa dirección y este es un paso más", ha explicado Mayor Menéndez, cuyo equipo del Centro de Biología Molecular "Severo Ochoa" (centro mixto de la UAM y el CSIC) también está centrado en la misma área.
Su maestro, Lefkowitz, ha identificado las funciones de determinados receptores y desentrañado cómo funcionan, mientras que Kobilka les ha tomado una "fotografía" mediante disfracción de rayos X, ha explicado el catedrático y presidente de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular.
De esta manera, "ahora conocemos mejor la estructura de esos receptores, con lo que -en principio- podremos diseñar fármacos que los modulen, positiva o negativamente, de una forma más eficaz".
Los organismos reciben señales del medio ambiente y de las otras células, que se coordinan entre sí enviándose mensajes (sustancias químicas).
Para que las células puedan entender los mensajes tienen en su membrana "antenas" capaces de unirse a esas sustancias y ese acto de unión (como una interacción entre la llave y la cerradura) hace que el receptor -cuando reconoce al mensajero- cambie su postura en el espacio e interactúe con otras proteínas de la célula (en este caso las proteínas G).
En el cuerpo, hay alrededor de mil receptores distintos, pero con el mismo diseño general y que responden a una manera de funcionar y a una estructura; es precisamente lo que han descubierto los dos galardonados hoy con el Premio Nobel de Química.
Su forma en el espacio o estructura hace que se les conozca también por el nombre de receptores serpentinas.
Estos son muy importantes para los sentidos, porque pertenecen a la familia los receptores de la luz, de las sustancias químicas que permiten el olfato, y de muchas hormonas y neuro-transmisores.
El grupo de trabajo de Mayor Menéndez trabaja fundamentalmente en entender los mecanismos de regulación de estos receptores, una vez ya identificados, y ver cómo es "la regulación fina" de su funcionamiento.
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