Un simulacro de negociación busca poner precio a la solución para el clima

  • Un grupo de académicos, políticos y científicos internacionales ha puesto en marcha en Brasil un simulacro de negociación que aspira a ponerle precio a la reducción de calentamiento global y servir de inspiración a futuras discusiones sobre el clima.

Recife (Brasil), 14 abr.- Un grupo de académicos, políticos y científicos internacionales ha puesto en marcha en Brasil un simulacro de negociación que aspira a ponerle precio a la reducción de calentamiento global y servir de inspiración a futuras discusiones sobre el clima.

El "juego" de salvar el planeta comenzó este fin de semana en la ciudad de Recife, capital del estado de Pernambuco (noreste), donde una veintena de negociadores informales de ocho países iniciaron las conversaciones con las que se pretende dibujar un "modelo realista" de disminución de las emisiones de gases contaminantes.

La negociación entrará en detalle en el foro denominado "Desafío Climático de Río" que se celebrará en Río de Janeiro en junio de forma paralela a la Conferencia de Desarrollo Sostenible de la ONU Río+20, donde pretenden presentar sus primeras recomendaciones.

El diputado brasileño Alfredo Sirkis, promotor de la iniciativa, dijo hoy a Efe que las negociaciones sobre cambio climático no avanzan por motivos económicos y sobre todo políticos, "por el coste electoral" de asumir medidas de adaptación tecnológica y mitigación de las emisiones.

El experto argentino en negociaciones climáticas Eduardo Viola explicó que el modelo de negociaciones de Naciones Unidas, que incluye a todos los países del mundo, "no es el ámbito para solucionar el problema" porque "solo produce consensos con una ambición mínima".

"El modelo de la convención y Protocolo de Kyoto está agotado. Debemos llegar a un nuevo paradigma para enfrentar el problema. No pueden abordarlo 200 países, sino un grupo reducido de los grandes productores (de dióxido de carbono) y que tienen capacidad para resolverlo", afirmó Viola.

En opinión del experto, en el núcleo de la discusión deberían de estar Estados Unidos, China y la Unión Europea y, en segundo nivel, "países súper importantes" como Japón, Brasil, Rusia, Corea del Sur y la India, todos ellos con posibilidad de contribuir de forma destacada.

"La noción de países desarrollados y en desarrollo ya no vale más. China tiene hoy emisiones de casi ocho toneladas de carbono per cápita y Brasil tiene once toneladas, más que la mayoría de los países europeos", sostuvo el investigador.

Viola señaló que una cuestión "clave" en la discusión es poner precio al carbono y sopesó opciones como introducir un impuesto a las emisiones.

"Sin precio no hay transición a una economía de bajo carbono a la velocidad apropiada para evitar el cambio climático. Para estimular esa transición el precio, que podría subir gradualmente, debería ser de 100 a 150 dólares por tonelada de CO2, muy superior al mercado actual", consideró.

El precio económico de evitar el cambio climático también se podría plasmar en otra iniciativa que está siendo discutida por los negociadores de la Río+20, que contempla la creación de un nuevo indicador económico que recoja variables ambientales y sociales.

Sirkis, presidente de la subcomisión de la Río+20 del Congreso brasileño, explicó que la creación de ese indicador es uno de los principales principios que se manejan en las discusiones de esa conferencia de la ONU en torno al concepto de "economía verde".

"El índice no sería un PIB verde sino un indicador de desarrollo sostenible. Queremos que sustituya el PIB, que no refleja variables sociales y ambientales".

El "nuevo Producto Interior Bruto" descontaría puntos al cálculo del crecimiento económico por malas prácticas ambientales, teniendo en cuenta que la destrucción del medio ambiente "puede ser oneroso a los presupuestos de los países en un futuro", según el diputado.

No obstante, Sirkis comentó que se espera que la Río+20 solo sirva para sentar las bases de los principios del concepto de la economía verde, que deberían ser desarrollados en futuras reuniones.

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