Toledo, 20 may.- El obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte, se ha referido hoy al Papa Francisco como "el instrumento del Espíritu Santo" para ofrecer, desde el centro de la Iglesia, la "conmoción" y el "impulso fuerte" que ésta necesita.
Monseñor Uriarte ha hecho esta consideración en declaraciones a los periodistas, tras ofrecer una ponencia sobre la exhortación apostólica del Papa Francisco "Evangelii Gaudium", en el marco de las XXXIX Jornadas Nacionales de Vicarios de Pastoral, que se celebran hoy y mañana en Toledo.
"La Iglesia necesita una conmoción", ha resaltado el obispo emérito de San Sebastián, para quien "no es que la Iglesia estuviera plenamente dormida", pues los papas "han dicho cosas maravillosas", ha apuntado.
"Pero sí es verdad que hacía falta una manera diferente de decirlas", ha apostillado Uriarte, para "despertar" a una Iglesia que, además, está "minorizada y un tanto debilitada", ha dicho, dentro de una sociedad "con capacidad de moderar nuestra manera de pensar, de sentir, de valorar, de actuar, de crear en nosotros necesidades y de hacer difícil el acceso a la fe".
El obispo emérito ha reconocido que esta cultura "nos ha traído muchos bienes, pero también nos ha dificultado y esta sociedad poderosa en una Iglesia minorizada y un tanto debilitada corre más el riesgo de que realmente lleguen a los cristianos los impactos de una sociedad civil que debilitan la fe y crean alejamientos".
Por ello, ha reflexionado Uriarte, "es necesario que las claves del Papa Francisco de conversión interna profunda que lleven a una conversión pastoral se hagan eficientes y que nuestras diócesis, parroquias y comunidades eclesiales nos miremos en el espejo y veamos qué feos somos en algunos de los rasgos", para iniciar "con el brío" al que el Papa nos invita en su exhortación apostólica "La alegría del Evangelio" a "renovar" la comunidad eclesial.
En este contexto, el obispo emérito ha recordado las palabras del cardenal Martini, que decía que "la lectura creyente y orante de la Biblia es el gran antídoto que necesita nuestra sociedad, que desfallece por su indiferencia y su miedo a creer".
Y ha concluido que el Papa Francisco está muy en sintonía con esta expresión "maravillosa", pues esa lectura creyente de la palabra de Dios "dará a la Iglesia esa interioridad sin la cual no será capaz de sostenerse en los grandes desafíos del Tercer Milenio", ha concluido.
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