Vietnam, la tortura de los osos negros asiáticos

  • Los quieren por su bilis, pues según la medicina tradicional china puede curar desde las hemorroides hasta la ceguera. Para ello, retienen a los osos encerrados en jaulas y les arrebatan sin miramientos, una y otra vez el jugo amarillento del hígado que les ayuda a la digestión.
Joel Elliot | GlobalPost

(Hanói, Vietnam). Una hembra adulta de oso negro, a todas luces drogada, observa con ojos legañosos desde la jaula en donde está encerrada. Es una jaula tan pequeña que no se puede sostener sobre sus cuatro patas; sólo se puede apoyar sobre sus cuartos traseros. De todos modos, dada su condición de aturdimiento, tampoco está en condiciones de caminar.

Cada mes, cada semana o incluso a diario, su propietario la droga, fundamentalmente con ketamina (utilizado legalmente por los veterinarios para anestesiar parcialmente a los animales, y también por algunos violadores) y la pincha reiteradamente con una larga jeringuilla hasta encontrar su vesícula y extraer la bilis.

Los defensores de los derechos de los animales denuncian que esta práctica (durante la cual los osos se muerden las pezuñas y lloran) se ha incrementado notablemente a lo largo de la última década. No obstante, esperan que las redadas policiales, el rescate de osos y las distintas acciones que se están realizando para reeducar a la gente sirvan para poner freno al negocio de las granjas de bilis de oso.

Los “granjeros” ofrecen la extracción de bilis de oso al instante, en directo, y la venden a menos de 2 dólares por centímetro cúbico. Según la medicina tradicional china, estos jugos pueden curar una serie de enfermedades, desde hemorroides hasta la ceguera.

Multitud de osos tan grandes o más que un hombre, y que en la naturaleza salvaje caminarían varios kilómetros en un día, se golpean las cabezas contra los barrotes o chupan el hierro de sus jaulas enanas, tambaleándose de un lado a otro y bramando al público. Se les cae la piel y les faltan dientes, y si se les compara con osos en condiciones más favorables se diría que han adquirido cierto tipo de locura osuna.

Incluso los ejemplares de oso negro asiático que aparecen en las granjas de bilis y que no parecen maltratados suelen tener problemas de salud, y cuando les rescatan muchos de ellos acaban siendo operados para quitarles la vesícula, según explica Tuan Bendixsen, el director en Vietnam de la fundación Animals Asia.“Hemos detectado que el 80 o 90 por ciento de los osos que encontramos en las granjas no tienen sus vesículas destruidas, pero no sirven para nada”, dice Bendixsen. “Si se les pincha demasiadas veces en el mismo lugar se daña el hígado y se daña la vesícula, que se convierte en tejido cicatricial”.Bendixsen asegura que esto es lo que ocurre a diario con unos 14.000 osos negros en el sudeste asiático, casi la mitad de la población existente de una especie declarada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Las granjas de bilis de oso están prohibidas en la mayor parte de los países, pero es una práctica que persiste tanto en Vietnam como en India, Corea, China, Laos y Camboya, donde la demanda de remedios tradicionales es alta y donde las autoridades locales apenas aplican las leyes al respecto.Grupos ecologistas como Animals Asia están trabajando con los Gobiernos de Vietnam y China para tratar de erradicar o reducir la venta de bilis de oso. De momento, la organización dice que ya ha rescatado 219 osos en China y 48 en Vietnam. Los ejemplares interceptados en Vietnam han sido trasladados a unas instalaciones nuevas en el parque nacional de Tam Dao, que ocupan 12 hectáreas y tienen toboganes, juguetes de bambú y una fuente para los animales.

Unos 18 osos rescatados por Animals Asia hace unas semanas cerca de Ho Chi Minh City (Saigón) y transportados a Hanói estarán en cuarentena hasta principios de marzo. Pero aún estando en cuarentena, la diferencia de su comportamiento es asombrosa, explica la veterinaria de Animal Asia, Kirsty Officer.“Cuando llegaron, muchos de ellos no estaban acostumbrados a estar cerca de humanos [que no estuviesen intentando extraerles la bilis de la vesícula], por lo que atacaban a cualquiera que se les acercase”, explica. “Al cabo de un par de semanas ya se sentaban en sus jaulas a la espera de recibir una chuchería”.

Pero el rescate llegó muy tarde para Raspberry, un macho adulto, cuyos órganos se habían infectado con tanta pus y tejido cicatricial que su hígado y vesícula se habían unido. Los veterinarios intentaron salvarle en vano.“La zona abdominal de Raspberry era simplemente una masa necrótica de infección”, explica Heather Bacon, otra veterinaria de la organización. “Sus órganos estaban esencialmente muertos. Pero aún así le seguían extrayendo su bilis llena de pus para venderla a los consumidores”.

Pero, ¿hay alguna prueba sobre los supuestos poderes curativos de la bilis de oso?Sí y no, dice Bendixsen. El componente químico más preciado de la bilis de oso es el UCDA, o ácido ursodesoxicólico, que se utiliza en EE UU y en muchas otras partes del mundo para tratar algunos problemas de hígado. No obstante, existe una amplia variedad de sustancias que poseen propiedades similares y que están disponibles legalmente en el mercado.

Los vendedores de hierbas en el centro de Hanói entrevistados para este reportaje no han dejado claro si las campañas de educación públicas están logrando reducir la demanda de bilis de oso, ya que los comerciantes no parecen muy dispuestos a colaborar con la prensa si no hay dinero de por medio. Animals Asia no tiene capacidad para rescatar a los 4.000 osos en cautividad que se cree que hay en Vietnam, admite Bendixsen, pero apunta que los zoos de EE UU podrían estar dispuestos a adoptarlos. Ahora “sólo hay que convencer al Gobierno de Vietnam”, dice con una mueca.

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