Ciberviolencia de género

Violencia machista entre jóvenes: "Nos preocupa que no lo vean ellos ni ellas"

Cada vez hay más víctimas que denuncian por violencia de género entre los jóvenes y también, aunque con una incidencia muy pequeña, existe este problema entre los que son menores de edad.

Uno de cada cuatro casos de acoso escolar se comete a través de las nuevas tecnologías
Gracias a la concienciación y sensibilización, las víctimas denuncian más. 
EP

No sería la primera vez que agentes de la Guardia Civil van a un instituto para dar una charla sobre violencia de género y alguna alumna se queda rezagada del resto con intención de preguntar. Nunca es ella la afectada y las cuestiones siempre empiezan por "tengo una amiga" o "he visto que sucedía" o la manida "me han contado", pero los guardias saben que esconde algo y su presencia allí ha sido la puerta que necesitaba abrir para empezar a salir de una relación que puede tener el peor de los finales. "En esas charlas queremos transmitir confianza y que sepan que se les puede ayudar si lo necesitan y no tienen que seguir sufriendo", comenta Daniel Romero, teniente de la Guardia Civil experto en maltrato. Y lo que más empieza a preocupar, que "ni ellos ni ellas detectan violencia de género en ciertas acciones".  

Cada vez hay más víctimas que  denuncian por violencia de género entre jóvenes y también, aunque con una incidencia muy pequeña, existe este problema entre menores de edad. Estos datos no sólo significan que cada vez haya más casos de violencia de género entre jóvenes, sino que también, y gracias a la labor de concienciación y sensibilización, las víctimas están denunciando más estos episodios.

Una de las cosas que estos jóvenes escuchan en esas charlas es que la violencia de género es un delito y que ciertos actos que ellos consideran cotidianos son considerados como tal "por muy normalizados que los tengan", como por ejemplo revisar los mensajes de tu pareja o pedirle que te mande su ubicación para saber en cada momento dónde te encuentras. "Es la excusa. Hasta que no consiguen lo que quieren el móvil de la víctima no deja de sonar". 

Las nuevas tecnologías son unas grandes aliadas de este control "que evidentemente no es normal". Es lo que se ha bautizado como ciberviolencia de género. Romero enumera muchos más ejemplos de unas actitudes que pueden pasar por control, manipulación, agresiones verbales, físicas o sexuales. "Enviar una foto con las amigas para comprobar que efectivamente está con ellas. Mandarle una anterior para comprobar cómo va vestida. Y una posterior con el pijama puesto para ver que está en la habitación". Son algunas de las peticiones que los adolescentes hacen a las adolescentes y que ante los guardias "explican que solo son celos, sin ser conscientes de lo que implica". 

No devolver una llamada, no responder a un mensaje "que saben que les ha llegado". Empieza por poco y acaba siendo otro gran conflicto. Los agentes también intentan hacer ver a los jóvenes que dar las contraseñas de las redes sociales o del móvil a la pareja no es sinónimo de amor eterno, sino que hace que "el agresor tenga aún más poder sobre la víctima". Y lo ejecutan. 

Los datos de víctimas que han denunciado en Guardia Civil de jóvenes entre 18 y 25 años ha aumentado gradualmente año a año, pasando de 3.229 en el año 2016 a 4.088 en el año 2019. Y respecto a menores de 14 a 18 años, el número es inferior, pero se ha pasado de 460 víctimas que denunciaron en la Guardia Civil en el año 2016 a los 669 del año 2019, según cifras oficiales. Los datos preocupan "porque las consecuencias pueden acabar siendo fatales en algunos casos".

Los agentes que se acercan hasta las aulas se enfrentan a situaciones en las que las víctimas "no son conscientes" porque solo así "de forma recurrente la víctima vuelve con su agresor una y otra vez, quedando anulada totalmente su voluntad". Son testigos de algunos casos en los que la adolescente "ha perdido el control de sus actos y está cohibida". La primera solución es abandonar esa relación pero la realidad es que "muchas víctimas se ponen a la defensiva y el vínculo emocional puede más que la realidad". Relatan los expertos que "en este tipo de delito el vínculo entre la víctima y el agresor es muy grande". 

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