Viuda de Morente: El final de Enrique no puede quedar impune

  • Un año después de la muerte del cantaor Enrique Morente, su viuda, Aurora Carbonell, se aferra al "legado de humanidad" que le dejó su marido y a su deber, que no es otro que "luchar para hacerle justicia", la única medicina que le aliviará el dolor: "El final de Enrique no puede quedar impune", dice.

Granada, 13 dic.- Un año después de la muerte del cantaor Enrique Morente, su viuda, Aurora Carbonell, se aferra al "legado de humanidad" que le dejó su marido y a su deber, que no es otro que "luchar para hacerle justicia", la única medicina que le aliviará el dolor: "El final de Enrique no puede quedar impune", dice.

En una entrevista telefónica con Efe, Aurora dice estar "dolida e impotente" por la pérdida -que la familia atribuye a una presunta negligencia médica que ha llevado a los juzgados- de su "compañero del alma", de cuya muerte se cumple hoy un año.

"A mi marido la voz se la han quitado, pero la tengo yo", asegura la viuda del cantaor granadino, que, aunque durante este tiempo ha permanecido al margen, ha optado ahora por pronunciarse al cumplirse el primer aniversario de la muerte.

El cantaor falleció en la clínica madrileña de La Luz una semana después de haber sido operado por segunda vez de un cáncer de esófago por el doctor Enrique Moreno, Premio Príncipe de Asturias en 1999.

Aurora mantiene que su marido no murió del tumor: "Se lo llevaron brutalmente, se desangró y se quedó como un pajarito abandonado. No se merecía este final. El final de Enrique no puede quedar impune".

Por eso afronta como un "deber" hacerle justicia, "la única medicina", dice, que le aliviará el dolor por su pérdida.

Aurora, que confía "totalmente en la justicia" y en que "la verdad imperará", se enfrenta con "entereza" a la batalla judicial que ha emprendido la familia por la supuesta negligencia médica que, entienden, derivó en la muerte del cantaor a los 67 años.

"No podemos aceptar que una persona que está en el mejor momento de su vida deje de existir en menos de veinticuatro horas por abandono del enfermo", señala Aurora, que mantiene que, si no tuvieran pruebas de la -dice- "barbarie" cometida, no seguirían adelante con la denuncia, con la que solo buscan "que a ningún ciudadano de España ni del mundo le vuelva a pasar".

"Es mi deber seguir, porque, si no, no estaré tranquila", asegura la viuda de Morente, que define a su marido como "una catedral de hombre" que dejó en ella y en sus hijos "la estela del cariño y el respeto".

Esa es la huella, dice, que hubiera querido dejar Enrique entre quienes le admiraban y querían y a lo que ella se aferra al año de su pérdida, en el que ha llegado a sentirse "abrumada" por las muestras de cariño y respeto recibidas "de todas partes del mundo".

"Yo antes miraba la Alhambra y era feliz, y ahora miro la Alhambra y me bebo las lágrimas porque está él allí", lamenta la viuda de Morente, cuyos restos mortales descansan en el cementerio granadino de San José, enclavado en el entorno del monumento nazarí.

Sus hijos, Estrella, Soleá y Enrique, están hechos "una piña" y conservan el legado que su padre les dejó: "La humanidad tan grande que tenía, que es lo que nos está ayudando a tirar", dice Aurora.

Enrique Morente recibió sepultura el 15 de diciembre de 2010 en Granada durante una jornada de luto, especialmente para los flamencos de su barrio, el Albaicín, que lloraron su marcha.

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