Viuda de teniente coronel: La bomba de ETA estalló en el centro de mi hogar

  • Concepción Martín, viuda del teniente coronel Pedro Antonio Blanco, asesinado el 21 de enero de 2000 en Madrid por ETA, ha dicho hoy en el juicio ante los cinco acusados: "La bomba no sólo estalló en la calle, estalló en el centro de mi hogar", y ha añadido que lleva 14 años esperando este momento.

San Fernando de Henares (Madrid), 18 feb.- Concepción Martín, viuda del teniente coronel Pedro Antonio Blanco, asesinado el 21 de enero de 2000 en Madrid por ETA, ha dicho hoy en el juicio ante los cinco acusados: "La bomba no sólo estalló en la calle, estalló en el centro de mi hogar", y ha añadido que lleva 14 años esperando este momento.

En un emocionado testimonio ante los procesados por la muerte de su marido, que tenía 48 años, ha dicho que ella y sus dos hijos -un niño de 10 años y una niña de 15 en el momento de los hechos- llevan todo este tiempo tratando de sobrevivir "a esta tragedia y a esta situación horrible y luchando por no ser una ruina moral".

La Audiencia Nacional ha iniciado hoy la vista por esta causa, en la que la fiscal Teresa Sandoval pide más de un siglo de cárcel para Iván Apaolaza Sancho, Ana Belén Egües Gurruchaga, Juan Luis Rubenach Roiz y Gorka Palacios Alday y seis años para Javier Abaunza Martínez, por su participación en esta acción que supuso la ruptura de una tregua que ETA había anunciado quince meses antes.

La viuda de la víctima ha recordado que llevaba 23 años casada con Pedro Antonio Blanco, que en un principio cogía el autobús para ir a su trabajo hasta que un general compañero suyo le ofreció recogerle con su coche oficial, ya que "le gustaba mucho hablar con él".

"Mi marido actuaba como militar y no podía consentir que un general viniera a buscarle a casa por lo que decidió esperarle cada mañana en la confluencia de las calles de Pizarra y Virgen del Puerto -donde se produjo el atentado", ha relatado la mujer.

Ha añadido que antes del atentado tenían una vida de familia de clase media normal, aunque debían adoptar medidas de seguridad para lo cual su marido le compró una linterna grande para mirar debajo del coche antes de llevar a sus hijos al colegio.

"Esa bomba no solo estalló en la calle de Pizarra, estalló en el centro de mi hogar lanzándonos a mis hijos y a mis suegros y ya no hemos vuelto a ser los mismos", ha relatado de forma muy emocionada la viuda del teniente coronel Blanco.

Ha comentado que su suegro perdió la memoria hasta el punto de que en la capilla ardiente creía que estaba asistiendo a un homenaje, que su hija "dejó de ser una adolescente" y que su hijo no lo ha superado con facilidad y "no fue capaz de salir adelante", para apostillar: "Cómo le iba a contar una barbaridad así a los compañeros de colegio".

Sobre su hijo ha dicho que ha requerido tratamiento psicológico y ha comentado que este tipo de jóvenes "acaban en movimientos violentos donde se sienten resarcidos por su dolor insoportable" y ha comentado que se ha convertido en una persona muy desconfiada y "es difícil que vuelva a ser el que era".

Ha recordado que tuvieron que cambiar de barrio y que sus suegros "murieron en la más absoluta tristeza".

Durante la sesión de hoy el acusado Iván Apaolaza ha reconocido que en octubre y noviembre de 1999 se desplazó desde Salamanca, donde residía entonces, a Madrid dos o tres veces pero no para preparar el atentado sino para conocer la ciudad.

Ha reconocido que en la capital se alojaba en el piso que compartían los demás acusados y que cuando estos decidieron vivir de forma separada por razones de seguridad dejó de ir a Madrid, ya que se encontraba agobiado pues había mucha Policía y decidió irse a Canadá vía Francia con su novia "para llevar una vida más o menos normal".

Ana Belén Egües ha exculpado a Iván Apaolaza de su participación en el atentado mientras que los demás acusados se han negado a declarar y uno de ellos, Javier Abaunza, ha comentado que no reconoce este juicio.

También han comparecido dueños y compañeros de pisos de Madrid en los que los etarras alquilaron habitaciones, que han dicho que no sospecharon de ellos e incluso un testigo ha comentado de un acusado que "era un compañero de piso excepcional".

Policías que se personaron en el lugar del atentado han relatado que vieron al fallecido junto al coche bomba, que era una "bola de fuego", y que luego los terroristas en su huida hicieron explosionar un segundo vehículo a unos cuatrocientos metros, lo que produjo una situación caótica con destrozos en edificios y coches.

Además del fallecido el atentado provocó tres heridos, entre ellos una menor que tenía 14 años y que precisó tratamiento médico-quirúrgico.

El juicio seguirá mañana en la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid). EFE

cng/mlb

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