Nunca falla: Biles conquista el concurso general y sigue su carrera dorada hacia el récord

La gran estrella de la gimnasia internacional, la estadounidense Simone Biles, conquistó este jueves el oro del concurso general individual y sumó así el segundo título de su debut olímpico en Rio, dando otra exhibición en una final que siempre llevó el nombre de la tricampeona mundial.

Dos puntos por detrás quedó su compañera de equipo Alexandra Raisman, mientras que el bronce fue para la rusa Aliya Mustafina, que retuvo la tercera plaza obtenida en Londres.

Biles, de 19 años, sigue a toda velocidad por su autopista dorada hacia el récord de convertirse en la primera gimnasta de la historia que se va de unos mismos Juegos con cinco de los seis títulos posibles.

Esta vez no hubo suspense en lo que era la crónica de un oro anunciado, pero sí un final apoteósico con Biles volando de nuevo sobre el tapiz a ritmo de samba, sonriendo y haciendo divertida esa exactitud que se construye con miles de repeticiones en la oscuridad de un gimnasio.

Propietaria del récord histórico de oros mundiales (10) y reina de la gimnasia desde que irrumpió hace tres años en el circuito senior para revolucionarlo todo, Simone no es sólo la dueña indiscutible de este deporte, sino que va aprobando con nota cada examen para ingresar en el selecto grupo de los dioses olímpicos.

De momento ya lleva dos.

Pero a pesar de que la épica y los superlativos le acompañan en su explosivo paso por el deporte mundial desde que era una niña, Simone no pudo evitar emocionarse cuando salió del tapiz tras un ejercicio mítico, donde superó sus propias notas de los días anteriores, y se abrazó a su entrenadora desde que tenía siete años, Aimee Boorman.

"Estaba pensando en que finalmente lo había conseguido y, cuando te das cuenta, no puedes retener las emociones. Estaba muy orgullosa", contó después.

Como hizo en la clasificatoria y en la final por equipos, Biles fue la mejor en todos los aparatos menos en las barras asimétricas, el único que se le resiste.

Siguiendo de cerca cada uno de sus movimientos estuvo la veterana Alexandra Raisman, a la que sus 22 años le han costado el apodo de "abuela" del grupo, en un deporte cada vez más exigente que engulle a sus estrellas sin remordimientos.

Nadie se acordó esta tarde de Gabrielle Douglas, la protagonista de los Juegos de Londres, donde con apenas 16 años y su oro en el 'all-around' se convirtió en la primera gimnasta negra en ser campeona olímpica del concurso general y que ahora quedó fuera de la final.

Junto a Douglas, Raisman revalidó hace dos días el oro colectivo que habían logrado en Londres, de donde son las únicas supervivientes, pero a la "abuela" todavía le quedaba mucho gas y acabó colgándose la plata individual con la segunda mejor nota en todos los aparatos, menos en las asimétricas, malditas para las estadounidenses.

Es precisamente colgada de las barras donde Mustafina no tiene rival. La gélida rusa, que no pudo competir en el último Mundial por lesión, es la defensora del título olímpico de la modalidad que logró en Londres, de donde se fue como la gimnasta más premiada.

Dos de aquellas medallas ya las ha repetido en Rio: la plata por equipos y el bronce individual y ya van seis en su cuenta.

Protagonista de una remontada espectacular, la gimnasta venezolana Jessica López fue la mejor latinoamericana de la final al acabar en la séptima posición, cuatro puestos por encima de la gran esperanza de los anfitriones, Rebeca Andrade, que siguió el camino inverso y se fue deshinchando mientras se consumía la final.

Aunque el corazón se le rompió a Brasil cuando Jade Barbosa aterrizó mal durante el ejercicio de suelo y, desgarrada en lágrimas, acabó saliendo de la pista en silla de ruedas con la Arena Olímpica arropándole en aplausos.

Barbosa había entrado en la final en el último momento, después de que la debutante Flavia Saraiva renunciara a su plaza para centrarse en la decisión de la viga de equilibrio el próximo lunes.

Allí estará de nuevo Biles, a la caza de su cuarto oro, siempre que la competición siga cumpliendo disciplinadamente con el guion y en la víspera haya facturado el título de salto.

Pero en el horizonte de Rio no se ve a nadie capaz de detener el viaje hacia la historia de esta atleta que apenas levanta 1,45 m del suelo. Y en el olimpo ya le preparan la fiesta de bienvenida.

"No soy el próximo Usain Bolt o Michael Phelps, soy la primera Simone Biles", reivindicó.

Palabra de reina.

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