Bolt: 3x3=9... y se multiplican los escándalos

Usain Bolt tiene las cuentas claras: este viernes puede colgarse su tercera medalla en Rio-2016, y la novena consecutiva en tres Juegos Olímpicos, y declararse sin titubeos como el más grande, mientras los escándalos también se multiplican en la 'Cidade maravilhosa'.

Bolt quiere completar este viernes el 'triple-triple' con el revelo 4x100m tras colgarse el oro en los 100m y 200m en Rio, que se suman a sus títulos en esas pruebas en Pekín-2008 y Londres-2012. 3x3=9.

Y entonces situarse a la altura de Pelé y de Mohamed Alí, fallecido en junio pasado.

"Estoy tratando de ser uno de los más grandes (de la historia del deporte). Quiero estar entre Mohamed Alí y Pelé. Espero que tras estos Juegos esté en ese grupo", afirmó luego de ganar con soltura los 200 metros.

A punto de cumplir 30 años, justo el día de cierre de los Juegos, Bolt insinuó que podría dejar de correr en los 200 metros, su prueba favorita.

"No estoy feliz con la marca realizada. Mi cuerpo no respondió en la última recta. Me estoy haciendo viejo y mi cuerpo también. Creo que es mi última carrera de 200, pero mi técnico tal vez piense diferente", afirmó el hombre más veloz de la tierra.

Y también se multiplican los escándalos.

Cuatro nadadores olímpicos estadounidenses, incluido el multimedallista Ryan Lochte, que dijeron haber sido victimas de un asalto por parte de policías de Rio de Janeiro, en realidad participaron en un altercado con empleados de una gasolinera provocando actos de vandalismo, dijo la policía de Rio.

"En teoría, (los nadadores) podrían terminar respondiendo por falsa comunicación de crimen y daño al patrimonio", ninguno de ambos pasible de cárcel, afirmó el jefe de la policía de Rio de Janeiro.

Primero Lochte y luego sus compañeros Gunnar Bentz y Jack Conger ya abandonaron Brasil. Permanecía en este país James Feigen.

Tras aclararse el caso, Lochte se excusó el viernes "por no haber prestado más atención y por no haber sido más franco en la manera en la que sucedieron los hechos aquella madrugada".

El Comité Olímpico de Estados Unidos, de su lado, había admitido en una nota oficial que "el comportamiento de los atletas no es aceptable" y pidió disculpas a Brasil.

Antes, los Juegos se sacudieron con el arresto del máximo dirigente del olimpismo europeo, Patrick Hickey, por reventa ilegal de entradas, quien el jueves abandonó un hospital en silla de ruedas tras permanecer ingresado por unas horas, antes de declarar ante las autoridades.

Y tres días antes del cierre de los Juegos, se produjo el primer caso de un medallista que dio positivo en una prueba antidopaje. El pesista kirguiso Izzat Artykov, bronce en la categoría de -69 kg, fue descalificado y excluido de los Juegos.

Horas después fueron descalificados cuatro deportistas más tras dar positivo por dopaje, entre ellos el brasileño Kleber Da Silva Ramos y el medallista moldavo Serghei Tarnovschi.

Así como Bolt se encamina a su novena medalla en tres juegos, el Dream Team también está muy cerca de juntar tres títulos sucesivos desde Pekín-2008.

Los estadounidenses ganaron sus seis partidos, pero en fase de cuartos de final aceleraron y le dieron una paliza 105-78 a la generación dorada de Argentina.

Y en semifinales esperan a España que puede sufrir mucho más de lo pensado si su estrella Pau Gasol no se recupera a tiempo de una lesión.

El conjunto europeo carga con la derrota en dos finales consecutivas en los últimos juegos y contra el mismo rival, el poderoso Dream Team.

Todo indica que el Dream Team aportará a la fiebre de los metales de Estados Unidos en Rio-2016, que al cierre de la jornada del jueves llegó a las 100 medallas (35 de oro, 33 de plata y 32 de bronce).

La ciclista colombiana Mariana Pajón, oro en Londres-2012, disputará el viernes las semifinales y la final de BMX de los Juegos Olímpicos de Rio-2016, con el impulso de haber logrado el mejor tiempo en las clasificatorias.

Pajón, de 24 años, vigente campeona del mundo y favorita a un segundo oro consecutivo, es cabeza de serie número uno y elegirá calle.

"No hay ninguna presión en defender el oro, lo de Londres ya no me lo quita nadie", dijo al final de la prueba.

"Ese oro mío, ya nadie me lo puede quitar, lo que pasó en Londres es mío", dijo la paisa, número uno mundial y última campeona del mundo.

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