Hinchas "unidos para la fiesta del fútbol" en fan-zones y el Stade de France

"Cuesta muy caro ir al estadio, por lo que vine aquí: es al aire libre, hay buen ambiente y no quería ver el partido apertura de la Eurocopa en un bar": Thibault, un joven de 23 años, se entusiasma delante de la Torre Eiffel, donde se esperaba una multitud para la apertura de la Eurocopa-2016 con el Francia-Rumanía que finalmente no llegó.

Poco antes del pitazo inicial del torneo entre galos y rumanos en el Stade de France, algunos miles de hinchas tomaron posición delante de las pantallas gigantes instaladas en la fan-zone de los Campos de Marte de París, cifra bien alejada de la capacidad máxima de 92.000 personas.

"Ayer (jueves), para el show del DJ francés David Guetta, estaba completamente lleno el lugar a la misma hora", subraya, con sorpresa, un vendedor de bebidas.

"Es verdad que hay poca gente, pero pienso que van a llegar justo para el inicio del partido, cuando salen del trabajo. Hay que darles el tiempo para que lleguen", espera Franck Meyer, de 29 años.

Miniconcierto, el himno de la "Marsellesa", fútbol-tenis, selfies delante de la Torre Eiffel: el ambiente era festivo y familiar, con la presencia de muchos fanáticos extranjeros, como ingleses, irlandeses y suecos, que estaban custodiados por un fuerte operativo se seguridad con patrullaje de gendarmes y policías, en el marco de una Eurocopa organizada en un contexto de amenaza de atentados yihadistas muy elevada.

"Vine al concierto de apertura de ayer y me pareció que las fuerzas de seguridad estaban vigilando mucho. Se nota que el sector tiene mucha seguridad. No tuve miedo de volver", afirma por su lado Roxane, una parisina de 23 años.

"En los atentados uno piensa, pero se han desplegado medidas (para impedirlos). Si los terroristas quieren golpear, lo van a hacer en otro lugar", estima la joven morocha que lleva puesta la camiseta de Francia, selección a la que ve ganadora 2-0 "con al menos un tanto de Griezmann" en la noche del viernes.

"Es el partido apertura, queremos mostrar que estamos todos aquí, unidos para apoyar al equipo. Es una buena oportunidad para desatar la fiesta. No vamos a dejar de vivir, no nos vamos a quedar en casa mirando el partido por la tele a causa de los atentados", señala Eymeric, de 24 años, quien lleva pintado los colores de la bandera de Francia en sus mejillas.

Entre los hinchas con camisetas amarillas de la selección rumana aparece Georgeia, de 37 años, quien llegó con tres amigos coterráneos para ver el espectáculo. "Me dan más miedo los hooligans que los terroristas", comenta.

Para que todo transcurra sin inconvenientes, las fuerzas de seguridad desplegaron un gran operativo de "peinado": cacheos, bolsos por escáners, revisión de mochilas, cámaras de vigilancia puesta a disposición. Eso era para que nada escape a la mirada de las autoridades, que quieren una fiesta sin incidentes ni problemas en las fan-zones de París y Saint Denis, cerca del Stade de France, donde la fiesta inaugural se largó con David Guetta a la cabeza, en una ceremonia que tuvo música clásica gala pero también la moderna del popular DJ francés.

En el Stade de France, 80.000 personas llenaron las gradas y desataron la fiesta, antes de vivir con tensión el encuentro. Se esperaban largas filas para ingresar al estadio, accesos complicados, demora en los cacheos, pero finalmente eso no ocurrió y todo transcurrió con naturalidad. Con buen humor los hinchas superaron los numerosos cordones de seguridad para tomar sus plazas y vivir la gran fiesta del fútbol europeo.

Había que tener en cuenta la huelga en los transportes públicos. Apenas tres horas antes del inicio del partido el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, confirmó que se iba a asegurar a los hinchas la movilidad con el metro, el RER, taxis y Uber, como para no empañar el espectáculo con mal ambiente para la llegada al teatro de los sueños de Francia.

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