Lucic-Baroni, de los abusos de su padre, a las semifinales en Australia a los 34 años

  • La tenista croata fue semifinalista a los 17 años en Wimbledon en 1999, pero desde 2003 hasta 2014 vivió en el ostracismo deportivo a consecuencia de los abusos de su padre.

    Cuando apuntaba a ser historia del tenis, su madre se la tuvo que llevar a EEUU y su progresión se frenó de tal forma que tuvo que sobrevivir compitiendo en torneos amateur.

Lucic-Baroni, de ser maltratada por su padre, a las semis en Australia a los 34 años
Lucic-Baroni, de ser maltratada por su padre, a las semis en Australia a los 34 años
V.G.
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La croata Mirjana Lucic-Baroni continúa adelante con su sueño en el Open de Australia entre lágrimas de emoción que guardan un secreto en lo más profundo de su corazón. A los 34 años su tenis vuelve a brillar y esta vez ha eliminado a la checa Karolina Pliskova, por 6-4, 3-6, 6-4 y de esta forma avanza a semifinales, donde se medirá a Serena Willimas.

"Algún día, contaré la larga historia de todo lo que me ha sucedido. Esto es una locura. No puedo creer que otra vez estoy en unas semifinales. Estoy en estado de shock ahora mismo. Nunca hubiera soñado con volver a estar aquí otra vez. Jamás olvidaré este día", afirmó embargada por la emoción en el centro de una Rod Laver abarrotada.

Vuelve a estar entre las cuatro mejores tenistas en un Grand Slam 18 años después y tras ganar el punto definitivo ante Pliskova se derrumbó, se arrodilló y lloró ante el aplauso unánime de los 15.000 espectadores.Mirjana #LucicBaroni is through to the SF #AusOpen pic.twitter.com/ywsCOXuXpz— #AusOpen (@AustralianOpen) 25 de enero de 2017

Su padre, un entrenador con la mano muy 'larga'

La historia de Lucic-Baroni es el ejemplo perfecto de la superación y de cómo el deporte puede ayudar a salvar vidas. Desde que era una niña comenzó a entrenar a las órdenes de su padre, Marinko Lucic, quien fue decatleta olímpico. La niña era una privilegiada con la raqueta en la mano y aspiraba a dominar el tenis a finales de los 90 en una camada en la que competía con Martina Hingis y Venus Williams.

Sus primeros resultados con tan solo 15 años eran sorprendentes. En 1997 se proclamó campeona del Open de Australia Junior, poco después ganó su primer título WTA y en 1998 ganó junto a Hingis el título de dobles en Australia. A los los 17 se metió en las semifinales del cuadro individual de Wimbledon y su ascenso hacía el número 1 parecía imparable cuando ya era la número 32 sin haber cumplido la mayoría de edad.

Sin embargo, su evolución se vio frenada en seco y comenzó a desaparecer de los torneos. Tanto, que desde 2003 hasta 2010 no disputó ningún Grand Slam. Poco se sabía de su bajón de rendimiento y Lucic-Baroni nunca  nunca quiso explicar el motivo real. En 2006 dio una entrevista al New York Daily News en la que se limitó a decir que "hubo muchas cosas que nadie podría imaginar. Era peligroso para mí quedarme en Croacia".

Aquello que no quería revelar eran los abusos de su padre y entrenador. "Quiero guardar eso para mí sin decir nada a nadie. Y quiero ser conocida como una luchadora increíble, una persona que perseveró contra todo", afirma ahora que ha vuelto a las semifinales de un grande.

Su madre Anjelka se vio obligada a llevársela junto a sus hermanos a vivir a EEUU lejos de la mano dura de su padre. Marinko Lucic agredió física y verbalmente a la tenista durante muchos años hasta que la madre decidió poner el punto y final con un viaje a miles de kilómetros que acabó con la progresión de Lucic. "Si alguna vez le di algún cachetazo fue sólo por su comportamiento, siempre hice lo que creí que era mejor para ella", afirmó su padre en una carta.Sobrevivió en torneo de 50 dólares de premio

Lucic-Baroni pasó años en el ostracismo, jugando a nivel amateur para poder sobrevivir con premios que rondaban los 50 dólares, ya que su padre se quedó con gran parte del botín económico que había logrado en sus años como profesional. Siete años en los que sufrió el lado más amargo del deporte hasta que en 2011 se casó con el italiano Daniele Baroni y volvió a enderezar el rumbo.

En Nueva York 2014 alcanzó los cuartos de final, su mejor resultado en un Grand Slam tras regresar a Europa y volvió al 'top-100'. Pero ha sido en Australia 2017 cuando su constancia y su fe le han dado la oportunidad de alcanzar las semifinales. Además, pase lo que pase, ascenderá al número 29 del ránking, la mejor posición en toda su carrera deportiva.

"Un día contaré una larga historia sobre lo que me pasó. Lo único que puedo decir es que Dios es bueno", ha afirmado tras ganar a Pliskova. "Nadie en este mundo pensó que yo podría volver a unas semifinales de Grand Slam", pero Lucic-Baroni ha sido capaz de volver a demostrar que los límites no existen. Este jueves (madrugada en España), volverá a ser el centro de atención del tenis ante la número 1, un sueño que su padre le robó de forma violenta.

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