Ambiente de fiesta en Tiflis pese a un cielo que amenaza con lluvia

  • A poco más de una hora de que el árbitro noruego Svein Oddvar Moen pite el comienzo del choque entre Georgia y España, en el estadio Borís Paichadze de Tiflis se vivía un ambiente de fiesta, pese a un cielo encapotado que amenaza con lluvia Las entradas se agotaron ya la víspera, y junto a las taquillas desiertas del principal estadio de Georgia revendedores pedían por ellas más del triple de su valor varias horas antes del inicio del encuentro.

Tiflis, 11 sep.- A poco más de una hora de que el árbitro noruego Svein Oddvar Moen pite el comienzo del choque entre Georgia y España, en el estadio Borís Paichadze de Tiflis se vivía un ambiente de fiesta, pese a un cielo encapotado que amenaza con lluvia

Las entradas se agotaron ya la víspera, y junto a las taquillas desiertas del principal estadio de Georgia revendedores pedían por ellas más del triple de su valor varias horas antes del inicio del encuentro.

El precio oficial de las mejores localidades fue fijado por la Federación Georgiana de Fútbol en 30 laris (casi 15 euros), y en la reventa estas alcanzaban los 100, el equivalente a una pensión en este país caucasiano.

Desde esta la mañana la policía de Tiflis redobló las medidas de seguridad en torno al estadio, que abrió sus puertas a los aficionados a las 15.30 GMT, dos horas antes del comienzo del partido.

Para entonces varios miles de espectadores se agolpaban junto a las puertas de remodelado recinto deportivo, que en los tiempos soviéticos tenía un aforo de 75.000 espectadores, aunque en algunos partidos internacionales llegó a recibir a hasta 110.000 aficionados.

"Esto no es habitual, los georgianos siempre llegamos justito, diez, quince minutos antes de que comience el partido", comentó Efe un empleado del Borís Paichadze.

Agregó que también es excepcional el gran número de efectivos antidisturbios desplegados en todo el perímetro del campo, por lo que no descartó que el presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, acuda a ver el encuentro de su selección con los vigentes campeones mundiales y de Europa.

En Georgia, la admiración por la selección española es tal, que un grupo de aficionados lanzó una campaña en la red social Facebook para instar a los seguidores locales de La Roja a animar al conjunto nacional.

"Nos tratan de traidores, pero me da igual. Yo apoyo a España", dice Sandra, un colegiala de 14 años, que confiesa, eso sí, que prefirió venir al estadio sin la camiseta de la selección española con el dorsal número 9, el de Fernando Torres, su ídolo.

El campo de juego, una verdadera alfombra, se ve en perfecto estado y, tal como prometió la administración del Paichadze, fue regado dos horas antes del comienzo del encuentro.

La llegada del autobús de la selección de Georgia, mostrada por la pantalla gigante del estadio, fue recibida con vivas y gritos de los aficionados, muchos de ellos con la enseña nacional georgiana, que poco a poco comenzaron a colmar el graderío.

El centrocampista georgiano David Targamadze, que juega en el Ilichovets de Ucrania, prometió a la afición del país que los jugadores de Georgia saltarán hoy al campo de juego "no sólo para pedir autógrafos".

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