Beitia se queda fuera de la lucha por su segunda medalla mundial

No pudo ser. Ruth Beitia aspiraba a ganar su segunda medalla mundial y lo que sería el segundo metal para España en Pekín, pero no superó los 2,01.

La saltadora cántabra y capitana española Ruth Beitia se ha quedado sin medalla en una exigente final de salto de altura femenino durante la penúltima jornada de los Mundiales de Pekín y ha acabado en la quinta posición del mundo con 1.99 metros, su segunda mejor marca del año.

La joven rusa Maria Kuchina, que llegaba a la cita tras ser primera en el Campeonato de Europa de Pista Cubierta en Praga (1.97 metros), se colgó el oro en su primera participación en un Campeonato Mundial con un concurso limpio hasta los 2.01, en un podio completado por la croata Blanka Vlasic, medallista de plata, y por la rusa Anna Chicherova, bronce tras tres nulos en 2.03.

La atleta cántabra, una de las mayores bazas españolas a medalla, demostró absoluta solvencia durante los cortes de 1.88 y el 1.92 mientras que en el 1.95 necesitó un segundo intento para colarse entre las seis finalistas. Consiguió mejores sensaciones con el 1.97, que superó a la primera, y pasó con garantías el 1,99 antes de los tres nulos en la sexta ronda de saltos.

La doble campeona de Europa, que afrontaba la cita mundial en Pekín tras una magnífica temporada en la que ha dominado en algunas pruebas del circuito de la Diamond League, midió contra seis atletas sus opciones de medalla en 2.01, un listón con el que se proclamó campeona en Zúrich y que no pudo superar en El Nido de Pekín.

Su último intento para contar con opciones de medalla coincidió exactamente con el griterío del público por la victoria del atleta británico Mo Farah en la prueba de 5.000 metros. La santanderina no pudo mejorar sus 2.00 metros conseguidos en Roma, mejor marca de la temporada, y acabó como la quinta mejor del mundo a sus 36 años.

Beitia se ha mostrado insatisfecha con la quinta posición mundial. "Me encontraba bien y estaba saltando bien. No sé lo que ha fallado. Estaba para saltar más. Me voy triste pero hay que mirar hacia delante", explicó.

La cántabra clausuró su participación en los Mundiales de Pekín con un "mal sabor de boca" dado que consideró que tenía opciones de conseguir medalla. "Me voy triste y con mal sabor de boca. Tenía expectativas de algo más", señaló tras su salto, mejor que el 1.97 que consiguió en Moscú 2013 y con el que se colgó el bronce.

La doble campeona de Europa restó importancia al ruido del estadio durante su último intento en 2.01. "Cuando compite no me fijo en nada más. No me influye el ruido en el estadio ni nada", indicó la santanderina, cuyo último salto coincidió exactamente con la victoria del británico Mo Farah en la prueba de 5.000 metros.