Celtic 22013 1 Barcelona: a los azulgranas se les atraganta la estrategia a causa de los genes

    • Wanyama, un jugador de casi metro noventa, abusa en un córner de su defensor, Jordi Alba, de metro setenta, y adelanta al Celtic. En la segunda parte, Xavi falla en un balón largo por no ser un buen cabeceador y los escoceses ganan 2-1.
    • En el partido de ida, el Celtic también marcó su único gol en una jugada a balón parado, y a punto estuvo de arrancar un empate del Camp Nou gracias a esa acción.

El Barcelona sufre el mal de altura. No es que se quede sin oxígeno en la alta montaña, sino que le faltan centímetros, mucho centímetros. Los azulgranas son muy, muy buenos, pero la mayoría son bajitos. No hay más que ver a Lionel Messi, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Dani Alves, Jordi Alba2026 Algunos de los mejores futbolistas del mundo en su puesto, capaces de cosas increíbles con el balón, pero bajos. Y para defender en las jugadas a balón parado eso es un gran problema, como se vio ante el Celtic, ante el que los de Tito Vilanova perdieron 2-1 en la Champions League.

El equipo de Gasgow ha explotado esta deficiencia de los azulgranas tanto en Barcelona como en su estadio. En el choque de la segunda vuelta, los locales aprovecharon su única ocasión de peligro en toda la primera parte. Se vio que Lennon y su equipo técnico habían estudiado la estrategia azulgrana porque en un saque de esquina, el keniano Wanyama entró en el segundo palo, donde defendía Jordi Alba. Un hombre de 1,88 metros penetrando como una locomotora frente a un lateral de 1,70. Consecuencia: gol.

Y en la segunda parte, otro fallo por culpa de la escasez de centímetros. Xavi no despejó un saque largo del portero Forster por intentar hacerlo con el pie y no con la cabeza, algo que habría hecho un hombre de más altura y habituado a esas lides (el centrocampista también mide 170 centímetros). Consecuencia: Watt se quedó solo para batir a Víctor Valdés. Casi 100% de efectividad de los escoceses, lo mismo que en la ida.

En el Camp Nou, dos semanas antes, el griego Samaras, un gigante de 1,93 metros, remató de cabeza tras un saque de falta lateral y marcó con la ayuda involuntaria del argentino Javier Mascherano, el 'jefecito', que mide 1,74 y le marcaba en esa acción. Al Barcelona le traiciona la genética en los balones por alto, la misma que le bendice para firmar el fútbol de ensueño y toque que tantas veces ha exhibido por el mundo. Esta vez, el gol de Messi, que por fin marcó para dedicárselo a su hijo, no fue suficiente para remontar.

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