Colores, estilo y un pasado común unen a las dos entidades

Abu Dabi (EAU).- A pesar de que el Barcelona y el Atlante no se han enfrentado nunca, los dos equipos guardan algunas similitudes, empezando por el color de sus camisetas, el azulgrana, que cuentan con estilos de juego similares, en la apuesta por el control del balón, y porque en ambos jugó un futbolista, Martí Vantolrà.

No obstante, mañana será el Barcelona el que vestirá de azulgrana, con una camiseta conmemorativa del Mundial de Clubes, en el que se insertará una leyenda recordatoria del acontecimiento, mientras que el Atlante echará mano de la zamarra más clara de las tres de que dispone.

Los dos equipos basan su juego en el respeto al balón y la posesión del mismo, aunque no parece que en este pulso el Atlante, como así ha sucedido con cuantos equipos se ha medido el conjunto catalán, pueda robarle a los barcelonistas su trofeo más preciado: la pelota.

Será en este escenario, el de dominar el cuero, en el que se verá la verdadera altura del Atlante, que ya dio una clase magistral contra el Auckland, pero que en esta ocasión deberá echarle un pulso al campeón de Europa en la faceta que más domina.

El tercer punto de encuentro, además de la coincidencia de dos Rafa Márquez, ambos internacionales mexicanos, uno delantero (Atlante) y el otro defensa (Barcelona), es que en ambos equipos jugó el extremo Martí Vantolrà, barcelonista que a finales de los años treinta, y como consecuencia de la gira que efectuó del Barça por México, acabó fichando por el Atlante, en el que jugó durante doce años.

Allí fijó el catalán su residencia definitiva y en plena Guerra Civil, después de haber jugado en el Espanyol de Ricardo Zamora y en el Barça de Josep Samitier.

Vantolrà se retiró a los 43 años y ya no regresó a España, ya que contrajo matrimonio en México con una de las sobrinas del presidente de la república entonces, Lázaro Cárdenas.

Vantolrà tuvo un hijo, Josep Vantolrà, que acabó jugando a fútbol, fue internacional y mundialista con México en 1970.