Djokovic, un campeón a la conquista de los corazones

Rodeado de prácticamente todos los trofeos que puede ganar un jugador de tenis tras lograr este domingo Roland Garros, Novak Djokovic pelea ahora por conquistar los corazones de los aficionados, divididos en la última década entre los carismáticos Rafael Nadal y Roger Federer.

Lo tiene todo para ser un ídolo: es afable, respetuoso, disponible, divertido, guapo y bueno padre de familia, también patriota y abierto al mundo, inteligente, culto y políglota, por lo que lo primero que hay que preguntarse es por las razones de no haber conquistado el mundo antes.

¿Un robot del tenis? ¿Demasiado previsible? ¿Muy defensivo? Puede que, simplemente, demasiado fuerte.

Más allá están las sombras de Federer y Nadal, considerada por muchos la rivalidad más atractiva de la historia del tenis; con el suizo representando la técnica y el juego de riesgo, y el español la fuerza y la garra.

En lo tenístico 'Djoko', de 29 años, no puede estar en mejor forma. Parece invulnerable. Con su triunfo de este domingo a partir de ahora defenderá todos los títulos de Grand Slam.

Es un prodigio de cuerpo elástico, esculpido desde 2011 con un régimen sin gluten, una decisión que cambió la carrera del hijo del propietario de una pizzería...

En los primeros días de este Roland Garros anunció que en los últimos meses había pasado a ser vegano, aunque comiendo pescado alguna vez.

Este domingo en Roland Garros parece que el serbio ha comenzado a cambiar las tornas. Recibió el apoyo unánime de una grada que le vio llorar los dos últimos años, cuando el trofeo iba a parar a las manos de Rafael Nadal (2014) y Stan Wawrinka (2015).

Pero a su favor jugaba que enfrente estaba Andy Murray, el otro 'mal querido' del Top 4 que ha dominado el tenis mundial en la última década, que además llegaba al partido por el título en París por primera vez.

Antes, durante los 15 días que dura Roland Garros, Djokovic se esforzó por mostrarse simpático y gracioso, una manera de entretener a la hinchada, que podría caer en el aburrimiento por la amplitud de sus victorias.

El serbio, que vive en Montecarlo, habla cada vez mejor el francés, firma los autógrafos que haga falta y posa para todo el que pida una foto.

Después de ganar la final lo primero que hizo fue trazar un corazón en el polvo de ladrillo parisino, como 'Guga' Kuerten, uno de los preferidos de la afición parisina, en sus títulos de 1997, 2000 y 2001.

Djokovic reina en el circuito. Es una persona feliz, que ha cumplido el sueño del niño que con 7 años decía en la televisión serbia que su objetivo era convertirse en el número 1.

Con su victoria en este Roland Garros se convirtió en el primer jugador en superar los 100 millones de dólares en ganancias.

Nacido en Belgrado en 1987, pasó su infancia entre la capital serbia y la pequeña estación de esquí de Kopaonik, donde su padre tenía la pizzería familiar, cerca de una pista de tenis.

En aquel niño se fijó Jelena Gencic, fallecida en 2013, su primera maestra, a la que permaneció muy unido hasta el final de sus días. Además de tenis, enriqueció la personalidad de su protegido, iniciándolo en la música clásica y en la poesía.

Cuando la estructura del Partizán de Belgrado no era suficiente, la familia Djokovic hizo un gran esfuerzo económico para enviar al prodigio a una escuela de tenis en Alemania. 'Nole' estaría allí tres años antes de pasar a profesional.

En medio había quedado profundamente marcado por la experiencia de la guerra en Kosovo, que vivió en su ciudad cuando tenía 12 años. Para escapar a los bombardeos de la OTAN pasó dos meses y medio en un refugio antiaéreo.

Los días los pasaba jugando a tenis porque no había colegio. Casi dos décadas después lo hace mejor que nadie.

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