El Barça del mañana exhibe al mundo sus futuras estrellas

  • Àlex Cubero.

Àlex Cubero.

Barcelona, 7 dic.- La exhibición del Barcelona ante el BATE Borisov, con hasta nueve canteranos titulares, cinco de ellos del filial, supone un paso más en la confirmación de la edad de oro de La Masia y un primer atisbo del que puede ser el Barça del mañana y sus futuras estrellas.

Cambiar todo para que todo siga absolutamente igual. A falta de Xavi, surgieron Thiago y Dos Santos. No estaba Iniesta, pero sí Sergi Roberto. Rafinha hizo de Cesc, Bartra de Piqué y Montoya hizo olvidar a Alves. Y mientras Cuenca se disfrazaba de Messi, Pedro recordaba por qué hace tiempo que nadie osa llamarle Pedrito.

Más allá de los nombres, se impone el estilo. La lección viene aprendida desde abajo, desde siempre, desde la cuna. Literalmente, como es el caso de los hermanos Thiago y Rafinha Alcántara.

Thiago (1991), el mayor de los hijos del ex jugador brasileño Mazinho, es una evolución del '4' marca de la casa. Brújula de su equipo y capaz de hacer perder el norte a su rival, con detalles técnicos tan exquisitos como frívolos, madura a pasos agigantados.

En un equipo que acostumbra a rondar los 700 pases por partido, ante el BATE él solo acumuló 145, 130 de ellos buenos. Thiago no es alternativa de futuro, sino realidad.

Su socio y escudero ideal es Rafinha (1993). Todoterreno total, capaz de rematar a gol con peligro y, a la siguiente jugada, pelear un balón en medio campo como si no hubiera un mañana. Portentoso físico, exuberancia técnica y llegada al área son su carta de presentación.

Al lado de ellos, sube enteros el pivote mexicano Jonathan Dos Santos (1990), pese a que su futuro llegó a estar lejos del Barça. Ha sabido tener paciencia para volver a esperar su turno, desde el filial, donde es indiscutible. Tras querer ir demasiado deprisa, su pausa sobre el césped puede llevarle a ser en el Barça el metrónomo (aparato que sirve para marcar el compás musical).

El más atípico en esta escuela de centrocampistas de la Masia, quizás el más completo y veces el más irregular, es Sergi Roberto (1992). Un Frank Lampard en potencia. Interior vertical, delicado y con gol, cuajó un gran partido con tanto incluido, lo que compensa sus altibajos en el filial en lo que va de temporada.

Atrás, el imperial Marc Bartra (1991) lideró la zaga. Un central que, al ser presionado por un rival en una jugada de peligro, se zafó con un sombrero en el área y sacó el balón jugado. "Despejar era lo difícil", explicó sin inmutarse tras el partido, definiendo en cuatro palabras toda la esencia de la filosofía del Barça. Jerarquía, seguridad y excelente salida del balón. Ayer el club lo blindó hasta 2014.

El siguiente en hacerlo será Martín Montoya (1991). Lateral derecho incombustible, de largo recorrido y marcado carácter ofensivo -un gol ante el BATE-, debe mejorar sus prestaciones atrás, algo en lo que se está aplicando en el Barça B. Ha sido convocado para la selección absoluta y es un lateral del agrado del Camp Nou.

Pero la auténtica joya de la Corona, el diamante más deslumbrante de todos y por ello el que más se debe pulir es Gerard Deulofeu (1994). Su media hora ante el campeón bielorruso fue un retrato de sus virtudes y defectos.

Descaro, potencia equina, regate endiablado y contragolpe. Pero genera tanto caos en el rival como en su propio equipo, al abusar en exceso de jugadas individuales y no escoger siempre la mejor opción. Amoldar su juego al exigente estilo coral del Barça es su reto.

Los últimos nombres a anotar fueron los del central Marc Muniesa (1992), pareja titular de Bartra en el B, así como el fino organizador Martí Riverola (1991), quien pese a ser cedido el año pasado al Vitesse holandés y tener poco protagonismo ahora en el filial, se convirtió en el 22º canterano en debutar a las órdenes de Pep Guardiola.

Cuando el preparador físico, Aureli Altamira, le preguntó si estaba listo para salir al campo en los últimos minutos, Riverola respondió: "Llevo toda la vida preparándome para esto".

También caras conocidas del primer equipo como Andreu Fontàs (1989), Pedro (1987) o Isaac Cuenca (1991), quien dio la sensación que pocos partidos le han bastado para parecer un veterano, participaron en la nueva goleada azulgrana en Europa.

Con dos asistencias de gol y un sinfín de recursos, Isaac Cuenca se destapó como un pletórico mediapunta, quizá el del Barça del mañana. Si no fuera porque, aunque a veces no lo parezca, Leo Messi apenas tiene 24 años.

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