El Mundial catapulta a los futbolistas ticos al nivel de celebridades

Douglas Marín

San José, 12 jul.- Caminar tranquilamente por cualquier calle de Costa Rica es cosa del pasado para los futbolistas de la selección tica, pues su brillante presentación en el Mundial de Brasil 2014 los ha catapultado al nivel de celebridades.

El recibimiento que el pasado martes dieron a la selección cientos de miles de personas en las calles de San José ha sido solo el inicio de una suerte de locura colectiva que se ha desatado en el pequeño país centroamericano hacia sus nuevos héroes.

Y es que llegar a unos cuartos de final en Brasil 2014 no estaba en las quinielas de nadie, sobre todo porque Costa Rica se ubicó en el llamado "Grupo de la Muerte" junto a Inglaterra, Italia y Uruguay.

Uno de los más queridos es el centrocampista Celso Borges, del equipo AIK sueco, quien en los últimos días ha despertado en las mujeres lo que los medios han bautizado como "La Celsomanía", que ha puesto celoso a más de uno.

En el acto de recibimiento del martes, Borges tomó el micrófono y demostró que aparte de su calidad futbolística, también tiene dotes para la animación de masas cuando presentó uno a uno a sus compañeros en una tarima en la que él fue la gran estrella.

Durante el Mundial, Borges sorprendió a muchos al responder preguntas en tres idiomas, e incluso mostró su lado sensible al llorar en una entrevista tras vencer en penaltis a Grecia en los octavos de final.

En las redes sociales de internet el centrocampista ha recibido cientos de piropos, las internautas han creado los llamados "memes" sobre los atractivos del futbolista y otra chica publicó una lista enumerando las diez razones para casarse con Borges.

Un acto masivo de homenaje le esperaba al centrocampista en su ciudad natal, Tibás, en el sector norte de San José, pero debió ser cancelado porque el futbolista debía regresar a Suecia para integrarse a su club.

"Ha sido una locura. Creo que nunca en mi vida voy a vivir algo así", declaró Borges a la prensa sueca acerca del recibimiento que la afición le dio al equipo.

La fama también le ha cobrado la factura a Joel Campbell.

El delantero del Arsenal inglés, junto a los defensores Roy Miller y Giancarlo González, tuvieron que ser escoltados por la policía para salir de un homenaje que le realizó el jueves en un parque la Municipalidad de la localidad de Desamparados, en el sur de San José.

Una multitud de aficionados se empujaba para obtener un autógrafo o una foto de quienes hace poco tiempo eran sus vecinos, lo que obligó a la Policía a escoltar a los futbolistas para que se fueran del lugar.

Un día antes, Campbell junto a otros compañeros tuvieron que escapar de una tienda de artículos deportivos que organizó una firma de autógrafos que parecía eterna ante los cientos de aficionados que se hicieron presentes.

El portero del Levante español Keylor Navas, el delantero Bryan Ruiz, el atacante Randall Brenes y el lateral derecho Cristian Gamboa, también fueron recibidos en sus respectivos pueblos con homenajes y actividades masivas.

La Municipalidad de Pérez Zeledón (sur) acordó renombrar el estadio de la localidad como Keylor Navas Gamboa, en honor al portero oriundo del lugar y que está nominado al guante de oro del Mundial.

Lo mismo decidió el ayuntamiento de Santa Ana, unos 10 kilómetros al oeste de San José, que renombrará su modesto estadio con el nombre de uno de los hijos de la comunidad, el defensa Michael Umaña.

El defensa de origen nicaragüense Óscar Duarte, anotador de un gol frente a Uruguay, también fue recibido como una estrella en Managua por cientos de aficionados, así como en su pueblo natal Catarina.

Todos los seleccionados y el entrenador, el colombiano Jorge Luis Pinto, fueron declarados hijos predilectos de la ciudad de San José por su extraordinaria labor en el Mundial y el ejemplo que dieron a los costarricenses.

El seleccionador Pinto no ha escapado de la "locura" por la selección, pues en el Congreso de Costa Rica los diputados agilizan un proyecto de ley para otorgarle la ciudadanía honorífica.

La algarabía de los aficionados alrededor de los futbolistas se compara con la ocurrida en Italia 90 cuando el equipo, en su primer Mundial, alcanzó los octavos de final, un techo que no se había superado hasta Brasil 2014.