El Oporto cierra con un "annus horribilis" una década repleta de éxitos

  • Cuando están cerca de cumplirse diez años de su segunda Liga de Campeones, el Oporto cierra con un "annus horribilis" una temporada que contrasta con los éxitos nacionales e internacionales cosechados hasta ahora.

Óscar Tomasi

Lisboa, 28 abr.- Cuando están cerca de cumplirse diez años de su segunda Liga de Campeones, el Oporto cierra con un "annus horribilis" una temporada que contrasta con los éxitos nacionales e internacionales cosechados hasta ahora.

Tercero en la Liga -que le forzará a jugar el "playoff" de la Liga de Campeones- y apeado ya de todas las competiciones, el fracaso de los "dragones" tiene mucho que ver con el gran momento que vive su "archienemigo", el Benfica.

Los lisboetas se coronaron como campeones ligueros el pasado fin de semana, con dos jornadas todavía por disputar, y le sacan quince puntos de ventaja al Oporto.

Las "águilas" fueron además verdugos del conjunto blanquiazul tanto en la semifinal de la Copa de Portugal, como en la semifinal de la Copa de la Liga, disputada ayer, apeándoles de la competición en los penaltis.

Muestra de la fatalidad en la que se hayan inmersos los "dragones" este año fueros estos últimos duelos.

En ambos, el Benfica, que alineó a varios de los menos habituales, jugó con un futbolista menos durante una hora después de las expulsiones prematuras del brasileño Guilherme Sequeira (Copa) y el luso-canadiense Steven Vitória (Copa de la Liga).

Tampoco en las competiciones continentales tuvo fortuna el Oporto, que recaló en la Liga Europa después de ser eliminado en la fase de grupos de la Liga de Campeones y se vio superado por el Sevilla en cuartos de final (2-4).

La campaña 2013-2014 que ya expira es la peor de la década para los blanquiazules, que de las anteriores diez ediciones ganaron la Liga en ocho.

Las únicas excepciones se produjeron en la temporada 2004-2005 y en la 2009-2010, aunque una Intercontinental en el primer caso y una Copa de Portugal en el segundo compensaron la decepción sufrida en el torneo doméstico.

Ni siquiera el fichaje de un desequilibrante y controvertido Ricardo Quaresma en el mercado de invierno -erigido en mejor jugador del equipo desde su llegada con varias actuaciones estelares- sirvió para mejorar la pobre cuenta de resultados del club esta temporada.

Nombres de peso como el delantero colombiano Jackson Martínez, el central francés Mangala o los laterales brasileños Danilo y Álex Sandro han rendido lejos de su potencial.

Durante el verano, piezas claves en los últimos años como Joao Moutinho o James Rodríguez dejaron el norte de Portugal con dirección al Mónaco a cambio de una notable cantidad de dinero (70 millones de euros) que fue reinvertida en fichajes arriesgados.

Los "dragones" volvieron a apostar por la contratación de jóvenes valores latinoamericanos para sustituirlos, pero esta vez la estrategia no ha cosechado frutos inmediatos.

Incorporaciones como las de los mexicanos Diego Reyes y Héctor Herrera, el colombiano Juan Quintero o el brasileño Carlos Eduardo -todos ellos con entre 21 y 24 años- han dejado interesantes indicaciones, aunque no lo suficiente para cubrir las bajas de Moutinho y James.

En el mercado invernal, el central argentino Nicolás Otamendi, pilar de la defensa, abandonó el club en enero para fichar por el Valencia a partir de junio.

El presidente del club, Nuno Pinto de Costa, intentó dar un golpe de timón al sustituir a principios de marzo al joven entrenador Paulo Fonseca por el técnico del filial, Luís Castro, una medida que sin embargo no tuvo el efecto esperado.

Lo vivido esta temporada hace presagiar en el club norteño, que se alzó con dos UEFA (2003 y 2011) y una Liga de Campeones (2004), una revolución tanto en el banquillo como en la plantilla.

El joven técnico portugués Marco Silva, que actualmente dirige al "equipo revelación" del fútbol luso, el Estoril, es el que figura en todas las quinielas con más papeletas.

Futbolistas como Cristian Tello, extremo del Barcelona, o Yeni N'Gbakoto, del Metz, ya han sido apuntados como nuevos refuerzos de un Oporto que confía en que lo sucedido esta temporada se quede sólo en una anécdota y recuperar así su hegemonía.

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