El Oporto prolonga su "dictadura" en la Liga Lusa en una temporada sin brillo

  • Con más oficio que virtuosismo, más "pegada" que "jogo bonito" y más cabeza que corazón, el Oporto logró su sexta Liga de los últimos siete años, para lo que le fue suficiente su mayor acierto en los momentos claves del campeonato.

Óscar Tomasi

Lisboa, 30 abr.- Con más oficio que virtuosismo, más "pegada" que "jogo bonito" y más cabeza que corazón, el Oporto logró su sexta Liga de los últimos siete años, para lo que le fue suficiente su mayor acierto en los momentos claves del campeonato.

Lejos de los niveles de excelencia alcanzados de la mano de André Villas-Boas la campaña anterior, cuando levantó cinco títulos, a los "dragones" les bastó en esta ocasión con aprovechar los errores de sus rivales, sobre todo del Benfica en este último tramo, para seguir perpetuando su "dictadura" en Liga.

Paradigmático fue lo ocurrido en la jornada de este fin de semana, finalmente la del desenlace, en la que los lisboetas no fueron capaces de superar al modesto Rio Ave (2-2) mientras el Oporto vencía sin brillo pero con suficiencia -gracias a dos penaltis- al siempre competitivo Marítimo.

Sólo el colombiano Radamel Falcao, vendido este verano por más de 40 millones de euros al Atlético de Madrid, fue pichichi de la Liga con los mismos tantos que llevan ahora mismo los dos máximos goleadores del equipo: el brasileño Hulk (14) y el también colombiano James Rodríguez (12).

Pese a que las únicas bajas de calado fueron las del propio Falcao y Villas-Boas, el Oporto entrenado ahora por Vítor Pereira no logró emular el juego demoledor de su predecesor en toda la temporada, por lo que optó por reforzar su lado más resultadista.

Apuntalado en defensa por Maicon -un lateral brasileño reconvertido a central que se ha convertido en la mayor sorpresa de la temporada-, sostenido en el medio por Fernando y Moutinho, y encabezado arriba por el desequilibrante Hulk y el cada vez más influyente James Rodríguez, el Oporto volvió a imponer su ley.

El juego desplegado por los "dragones" no convenció tampoco a su hinchada, que incluso en algunos partidos llegó a silbar a sus jugadores y pedir la dimisión del técnico.

Especialmente duro fue el mes de noviembre para el entrenador novel, quien había sido el segundo de Villas-Boas, cuando el Oporto cayó eliminado de la Copa de Portugal por un claro 3-0 ante el Académica tras empatar a cero en Liga contra el Olhanense y perder ante el chipriota Apoel en Champions.

A pesar de las decepciones sufridas en Europa -no superó la fase de grupos de Liga de Campeones y cayó a las primeras de cambio en Liga Europa con el Manchester City-, los pupilos de Vítor Pereira se rehicieron y acabaron por reeditar un título liguero que sirve para salvar la temporada.

Con rumores cada vez más insistentes sobre su salida del club -medios lusos apuntaron incluso nombres de posibles entrenadores para la próxima campaña, entre ellos el de Domingos Paciencia-, Pereira acudió al mercado de invierno para reforzar al equipo.

El delantero austríaco Janko -utilizado con asiduidad- y el centrocampista argentino Lucho González -titular indiscutible- cumplieron con su cometido, y con ellos en la plantilla los "dragones" recuperaron la primera posición.

Los blanquiazules hicieron la diferencia en los enfrentamientos directos con sus rivales, y muy especialmente con el Benfica, al que ganó a domicilio cuando la situación parecía propicia para los lisboetas en un duelo a la postre clave para sus aspiraciones.

El equipo "encarnado" llegó a tener cinco puntos de ventaja y exhibió por momentos el mejor fútbol visto este año en la Liga portuguesa, aunque de forma inconsistente, lo que ha provocado que en las tertulias deportivas se discuta si el Oporto ha ganado la Liga por méritos propios o más bien por demérito del contrario.

Los interrogantes sobre el inquilino del banquillo se han trasladado a Lisboa, y los medios lusos consideran más que probable la salida del actual técnico, Jorge Jesús.

Poco parecía importarles estas cuestiones, sin embargo, a los miles de aficionados que se echaron ayer a la calle en Oporto para celebrar un título que consolida a su equipo como el auténtico dominador de la Liga en la última década, durante la que se ha coronado ocho veces como campeón.

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