El retorno de "El Comandante" Lucho González, el hijo pródigo del Oporto

  • Agasajado como el hijo pródigo que regresa de un largo viaje, el medio argentino Luis Óscar "Lucho" González regresa dos años y medio después al Oporto, la casa en la que más evolucionó como futbolista y donde se ganó el grado de "Comandante".

Antonio Torres del Cerro

Lisboa, 31 ene.- Agasajado como el hijo pródigo que regresa de un largo viaje, el medio argentino Luis Óscar "Lucho" González regresa dos años y medio después al Oporto, la casa en la que más evolucionó como futbolista y donde se ganó el grado de "Comandante".

Cuando abandonó la Ciudad Invicta -como se conoce a Oporto por su resistencia a las invasiones napoleónicas- por las cálidas aguas de Marsella a cambio de 18 millones, Lucho aseguró que dejaba atrás cuatro años "inolvidables" (2005-2009) en los que había conquistado cuatro campeonatos ligueros y una Copa de Portugal.

"Estaré eternamente agradecido al club, a las personas que trabajan aquí y a los aficionados", dijo entonces el internacional argentino en un emotivo mensaje.

Confirmado oficialmente su fichaje hasta junio de 2014, a coste cero y con una cláusula de 10 millones, "el Comandante", apodo alusivo a sus dotes de mando en el terreno de juego, acude ahora al rescate de un equipo al que se le escapa la Liga -está a cinco puntos del Benfica- y que está eliminado de la Liga de Campeones.

"Desde que llegó (al Olympique de Marsella), en 2009, Lucho siempre habló de un regreso al Oporto", confesó a una web portuguesa el portero brasileño Enilton, excolega del medio argentino en el club galo.

A pesar de la distancia, Lucho mantuvo una estrecha vinculación con Portugal. Su compañera, con la que tiene un hijo, es portuguesa y aún conserva una vivienda en la Ciudad Invicta. "Está siempre viendo televisión portuguesa y los partidos del Oporto", añadió el guardameta del Marsella.

Para cerrar su prueba de "amor", el centrocampista argentino, de 31 años, renunció a parte de su salario en Francia y desechó recientes ofertas del Lazio italiano, Olympiacos griego e incluso el Internacional de Porto Alegre brasileño, de acuerdo con el propio Enilton.

Su regreso al club blanquiazul se produce en uno de los momentos más críticos del curso después de la reciente derrota liguera frente al recién ascendido Gil Vicente (3-1).

Recibido anoche por cerca de un centenar de hinchas entre cánticos de "Lucho González, olé; Lucho González, olé", la afición Do Dragao desea que la estilizada figura que impregnó de clase los estadios lusos durante casi un lustro contribuya ahora a relanzar la faceta ofensiva del conjunto.

Sin un claro referente goleador desde la salida del colombiano Radamel Falcao, fichado por el Atlético de Madrid, la zona de creación del equipo de Vítor Pereira tampoco ha estado a la altura en los últimos meses.

El belga Steven Defour aún no ha cuajado y el argentino Fernando Belluschi -cedido recientemente al Génova italiano- nunca llegó al nivel de su predecesor Lucho.

La contratación de "El Comandante" aspira precisamente a mejorar esa faceta creadora, fundamental para un conjunto que necesita una ágil y clarividente circulación del balón para abrir los férreos sistemas que le plantean en la Liga portuguesa.

Especialista en lanzamientos a balón parado y con facilidad para rematar por sorpresa desde la segunda línea de ataque, Lucho anotó con el club blanquiazul 31 goles en 111 partidos oficiales y está considerado como uno de los mejores jugadores del fútbol portugués de la década pasada.

Luis Óscar "Lucho" González (Buenos Aires, 1981) militó en el Huracán y el River Plate, en Argentina, hasta que pasó al Oporto, donde se convirtió en el líder indiscutible y capitán del equipo.

Internacional argentino en 44 ocasiones, disputó en dos temporadas y media con el Olympique de Marsella 107 partidos oficiales en los que sumó 17 tantos.

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