Gustavo Borges
Guadalajara (México), 19 oct.- A los 35 años, la corredora chilena Erika Olivera ya no salta los escalones de la vida de dos en dos, pero posee sabiduría y con eso apostará a una medalla, el domingo en el maratón de los Juegos Panamericanos de Guadalajara.
"La diferencia que hay entre la Erika que implantó la plusmarca de los Juegos en 1999 y la de ahora es que esta cambió la forma de ver las cosas y se toma todo con calma, con los pies firmes en el suelo y sin renunciar a los sueños", dijo a Efe la competidora.
Erika es de esas mujeres que toma la vida por los cuernos, en Winnipeg 1999 implantó una marca panamericana de 2h 37.41 aún vigente y cuatro años después ganó bronce en Santo Domingo 2003, sin embargo llegó disminuida a Río de Janeiro y abandonó, lo cual la mantiene dolida desde 2007.
"A Guadalajara vengo con el hambre de ganar una medalla y de sacarme la espina, sé que puedo", asegura esta madre de cinco hijos, tercera en abril pasado en el Maratón de Santiago de Chile, con 2h 36:27.
Desde lesiones hasta triunfos cuando nadie la apoyó, la chilena ha pasado por todo en el maratón y en este momento de su vida sabe que el cuerpo tiene memoria y sólo necesita mandarle a los músculos y a la mente señales de seguridad en forma de entrenamientos.
"Los de este mes han sido en la Ciudad de México, a 2.240 metros sobre el mar, al principio con más volumen y algo de velocidad. A pocos días de la prueba sólo me preocupo por llegar lo más descansada posible", señala la chilena, una mujer que mira a los ojos cuando habla.
Su ilusión se alimenta con la buena vibración de quienes confían que aún posee nivel para recuperar el título de mejor maratonista de América. "Mi esposo y mis cinco hijos me empujan hacia adelante", asevera.
La gente puede imaginarse que por practicar un deporte tan exigente, Erika sólo corre, come y duerme para poder correr al otro día, pero no es así. "Soy esposa, dueña de casa y entrenadora, tengo dos escuelas en Santiago de Chile y un club de atletismo; intento hacer mucho durante el día, pero se me hacen cortos", explica.
El domingo tendrá junto a ella a corredoras de alto nivel como las mexicanas Madaí Pérez, la mejor maratonista latinoamericana de la historia con un tiempo de 2h 22:59, y Paula Apolonio o las brasileñas Adriana Da Silva y Michele Chagas, sin embargo, no siente temor alguno porque sabe que su rival verdadero será el reloj.
Su mejor marca es 2h 32:23, impuesta en 1999 en el maratón de Rotterdam, más su sabiduría le dice que no necesitará tanto para colocarse entre las mejores en Guadalajara, ciudad situada a más de 1.500 metros de altitud. Aquí, por encima de todo, Erika deberá superarse a sí misma.
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