España viaja al Mundial con la ilusión de la segunda estrella mezclada de dudas

    • Preocupan tanto los rivales como las condiciones de un Mundial singular, con distancias siderales entre sedes y contrastes extremos de temperatura.
    • Se disputarán partidos en climas amazónicos, con 30 grados y 80% de humedad como en Manaos y en lugares donde el termómetro puede estar a 0 grados.
España, rumbo al Mundial con Diego Costa listo para el debut
España, rumbo al Mundial con Diego Costa listo para el debut
Iñaki Angulo

Vía Washington, la selección española voló el lunes por la tarde rumbo a Brasil, donde intentará estirar en el más abrupto de los escenarios una racha triunfal y casi incontestada que ya se prolonga durante seis años. Con el sempiterno debate sobre la convocatoria, que ventila un cierto inmovilismo (18 jugadores repiten respecto a la Euro 2012) y una atmósfera que trufa el mayor de los retos con cierto pesimismo general, España cogió el avión de la ilusión y las incertidumbres.

Son diversas y de diferente naturaleza las cuestiones que preocupan a Vicente del Bosque. Desde la cambiante temperatura que encontrarán en Brasil hasta el estado de forma de algunos futbolistas, pasando por las distancias que tendrá que recorrer la selección en un país con dimensiones de subcontinente, o el peso de la historia, que se desploma palmaria con dos axiomas que casi se han convertido en estigmas: jamás una selección europea ganó en América y no se repite campeón desde hace más de cinco décadas.

Antes de empezar a diseccionar a Holanda, Chile y Australia, rivales en la primera fase, los técnicos y encargados de preparar el viaje de la selección resolvieron dónde se iba a concentrar España, decidiéndose al final por Curitiba, coloquialmente conocida como 'la ciudad más fría de Brasil'. "Este Mundial va a ser como jugar en invierno un partido en Canarias y al día siguiente en Soria", explicaba un miembro de la Federación en un corrillo con periodistas.

El Mundial se disputará en doce sedes y obligará a recorrer distancias siderales en un país con 8.5 millones de kilómetros cuadrados de extensión, 17 veces más que España. Manaos, enclaustrada en la selva amazónica, y Fortaleza presentarán unas temperaturas en torno a los 30 grados con un 80% de humedad. Unas condiciones extremas para la práctica del fútbol aderezadas además por el contraste frontal que supondrá jugar en la misma Curitiba, con un clima que puede rozar los cero grados. Allí disputará España su tercer partido, ante Australia. Para enfrentarse a Holanda tendrá que volar dos horas y media hasta Salvador de Bahía, mientras que necesitará noventa minutos para llegar a Rio de Janeiro, donde se cruzará con Chile en el mítico Maracaná. Ningún combinado disputará dos partidos de la primera fase en la misma ciudad.

"España será el rival a batir", recordaba Camacho hace poco para rematar la exigencia que presenta todos los obstáculos para el campeón. Internamente, el molde de España será el mismo que le llevó al cielo en Kiev hace dos años. Hasta nueve jugadores que jugaron la final ante Italia se postulan como titulares el próximo viernes ante Holanda, siete respecto al equipo que se enfrentó a los orange en Johanesburgo. A ese equipo hecho quiere sumarse Diego Costa, el gran agitador de la temporada que sin lesiones mediante estaría en el once casi con seguridad. "Estoy para jugar", dijo ayer el delantero que llegará a Brasil como un apátrida. "Ha rechazado el sueño de millones de brasileños", expresó Scolari, confiriendo una pátina de antipatriotismo a su decisión de jugar con España. Será decisión de los médicos decidir si puede jugar o si debe esperar durante el torneo. Con la certidumbre de que será el último Mundial de algunos jugadores clave como Casillas, Alonso, Xavi, Villa o Torres, España cargó las maletas de ilusión de saberse con un equipo al que casi nadie ha tosido desde 2008 pero consciente de que lucha contra los elementos, la erosión que ejerce el tiempo y la historia de los Mundiales.

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