Europa League: Dalmat, el díscolo futbolista del Rennes

  • La cabeza de Stéphane Dalmat nunca ha estado a la altura de su talento. En la plantilla del Stade Rennais, que este jueves se enfrenta al Atlético de Madrid, destaca este veterano francés, exjugador del Racing de Santander, marcado por sus problemas fuera del terreno de juego.
José Martínez

Thierry Henry, Nicolas Anelka, Francia tenía en el año 2000 una magnífica cosecha de jugadores jóvenes. También estaba Stéphane Dalmat (Joué-lès-Tours, 1979), un mediocentro creativo de gran potencia. De él dijo Arrigo Sacchi aquel año: "Tiene un buen físico, pero no entiende nada de fútbol". Demasiados escándalos y devaneos con el alcohol mermaron el potencial del futbolista del Stade Rennais.

El Racing de Santander lo fichó en el verano de 2005, y con él llegó, de forma sorpresa, su hermano Wilfried. A mitad de temporada, Stéphane fue apartado de la plantilla; en la madrugada cántabra se dio a la fuga a toda velocidad cuando la policía iba tras él. Semanas antes, los dos hermanos se habían presentado con retraso a la vuelta de las vacaciones de Navidad. Ambos abandonaron el club en 2006 sin pena ni gloria.

Los jugadores del Atlético de Madrid se enfrentan a un futbolista que ha pasado por 11 equipos y en muchos no duró más que un año. Se entiende en su progresión a la élite, que le llevó en tres años del Châteauroux al Inter –previo paso por Lens y Olympique de Marsella-. En Italia, tras dos temporadas y varios golazos, comenzaron las cesiones. Y su declive.

Dalmat regresó a Francia, donde acumula numerosas aventuras policiales. Desde una pelea con varios gendarmes en los Campos Elíseos de París a ser pillado conduciendo bajo la influencia del alcohol en dos ocasiones, la última vez el pasado mes de febrero. De hecho, se le ha retirado el carnet de conducir por tres años.

Estos últimos años, su carrera se ha estabilizado. Estuvo tres temporadas en el Sochaux y lleva dos en el Rennes, donde es titular habitual y uno de los constructores del juego del equipo. Pero el caso de Stéphane Dalmat, que nunca llegó a debutar con la selección francesa, es el de otro jugador al que la cabeza le falló en su salto a la élite.

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