Veinticuatro carreras seguidas con Ferrari puntuando. Casi nada. Eso es lo que logró Michael Schumacher entre las temporadas 2001 y 2003 a bordo del 'cavallino rampante'. Era la época en la que la escudería italiana y el piloto alemán formaban un dúo imparable para el resto de rivales. Tan sólo los errores del teutón, muy escasos a lo largo de su carrera deportiva, o los problemas mecánicos podían hacer que el bólido rojo superase la línea de meta en cada carrera entre los mejores.
Desde entonces, nadie, ni siquiera el propio Michael, había sido capaz de acercarse a tan increíble récord, mérito a partes iguales de los diseñadores del coche por su fiabilidad, de los mecánicos por ser capaces de poner a punto la máquina y del piloto por ser capaz de no equivocarse nunca.
Sin embargo, una marca que parecía de otro tiempo, estaba a punto de caer por un piloto, también, de otra época: Fernando Alonso. El asturiano está completando su tercera temporada con Ferrari y, en las 50 carreras que ha disputado, sólo ha acabado fuera de los puntos en cuatro (tres de ellas por abandono). Desde el Gran Premio de Canadá del año pasado, Fernando había sido capaz de acabar todas las carreras entre los diez primeros, es decir, en posiciones de puntos.
Entre el espectacular final de la temporada pasada y el aún más increíble inicio de esta, Fernando había ido sumando muescas a un cinturón en el que decía que estaba a sólo 44 vueltas de igualar la marca de Michael Schumacher. Para poder hacerlo, debía acabar la carrera de Spa-Francorchaps, su circuito maldito, entre los diez primeros, algo que parecía probable viendo que sus rivales más importantes salían por detrás de él.
Con lo que no contaba el asturiano era con Romain Groseajn. El francés le cerró la puerta a un Hamilton que le intentaba adelantar por la zona del muro. El inglés no podía abrirse más sin tocar el césped (con el consiguiente peligro de acabar estampado) por lo que el morro del McLaren del inglés acabó destrozando la parte trasera del Lotus Renault de Grosjean cuando éste frenó. Ambos coches trompearon y arrollaron todo lo que se encontraron a su paso, incluyendo el coche de Alonso y su récord en Ferrari.
Lo mejor para el asturiano es que no sufrió daño físico alguno pese a que la rueda del coche de Grosjean le pasó muy cerca del caso y pese a que su Ferrari dio un importante salto que le pudo dañar la espalda. El piloto asturiano se hizo un chequeo médico en el hospital del circuito, donde se descartó que tuviera algo graves.
Así pues, a Fernando sólo le queda mirar para adelante y, paso a paso, caminar hacia su tercer título Mundial y, de paso, hacia el récord ferrarista de Schumacher.
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