Fotos del Maraton de Madrid: Vicks Vaporub, frío, solidaridad y mucho ambiente en la fiesta del deporte madrileña

    • Francis Kiprop, con récord incluido, y Vanessa Veiga se impusieron en el Maratón de Madrid más rápido de la historia.
    • La capital española cambió la habitual capa de contaminación por un ambiente deportivo y festivo envidiable.

Dice Joaquín Sabina en una de sus canciones que 'el metro huele a podrido, carne de cañón y soledad'. Se refiere, por supuesto, al suburbano de Madrid. Puede que haya días que esta frase refleje el ambiente del subsuelo madrileño, pero hoy no ha sido uno de esos días.

Casi desde su apertura, a las 6:30 de la mañana, gran parte de las líneas de metro se han llenado de un contagioso olor de Vips Vaporub. ¿Los culpables? Los 26.000 corredores de la Maratón de Madrid. Con sus zapatillas de correr, sus mallas y sus camisetas de los múltiples clubes deportivos y de atletismo de toda España (y parte del extranjero) le han dado un aspecto diferente a la capital.

Ver calles como la Gran Vía, Serrano o la Castellana libres de tráfico es algo que no se puede disfrutar todos los días. Desde primera hora de la mañana y hasta bien entrada la tarde, los cuerpos de seguridad del estado (tanto Guardia Civil como Policía Nacional) se han encagado de limpiar de coches gran parte de Madrid. Hoy era el día del deporte, el día de la gente sana, el día de disminuir la polución que habitualmente cubre la ciudad.

Alrededor de la plaza de Colón se han ido congregando todos los protagonistas de la carrera. Los primeros, y más importantes, los corredores. Pero también los miembros de la organización, los voluntarios, las fuerzas de seguridad, varias unidades del SAMUR y, claro está, gente, mucha gente cuya función era también imprescindible: aplaudir. De todos y cada uno de ellos dependía que esta trigésimo sexta edición del maratón madrileño saliera bien.

De ellos, y de un factor incontrolable que pocas veces acompaña en este tardío maratón: el tiempo. Por suerte, esta vez las nubes cubrieron al sol, rebajando el mercurio hasta los tres grados a la hora de comenzar la prueba. Buena temperatura para correr mucho y bien.

La mejor muestra de ello, las increíbles marcas logradas por los corredores de élite. El ganador, Francis Kiprop, cruzó la línea de meta el primero, estableciendo un nuevo récord en la prueba con un tiempo de 2 horas, 10 minutos y 37 segundos. Uno de los culpables de que el keniata hiciera tan buen tiempo fue su compatriota Nicxon Kurgat, quien le disputó la victoria hasta el final.

Pero no solo los atletas internacionales lograron grandes registros. Rafael Iglesias, atleta y policía nacional, fue el primer español en llegar al Retiro -donde se ubicaba la meta. Su tiempo, 2 horas, 16 minutos y 11 segundos le valió el octavo puesto de la prueba. Todo un éxito teniendo en cuenta que el salmantino venía de sufrir una osteopatosis de pubis desde hace mucho tiempo.

Pero la gran noticia para los españoles fue la victoria, en categoría femenina de la gallega Vanessa Veiga con un tiempo de 2:36:38 (tres minutos y ocho segundos por encima de la mínima mundialista). Ayudada por dos liebres de lujo, su marido y plusmarquista nacional de la distancia Julio Rey y su cuñado Fernando Rey, le arrebató el triunfo a la etíope Dirma Gesta Tadesse en el último kilómetro, ya dentro del céntrico parque madrileño. El apoyo de su familia y de los miles de seguidores fue clave para que acabara superando a la africana.

Lejos de todos estos profesionales de las carreras, corrían la inmensa mayoría de personas, casi todas con un crespón negro en la camiseta, en honor a las víctimas de Boston. La mayor parte de ellos con el objetivo de acabar los 42 kilómetros y 195 metros de la prueba reina del fondo. Otros cuantos, con la idea de cruzar la línea de meta del diez mil o de la media maratón.

Todos, eso sí, con la idea de disfrutar y pasarlo bien. Muchos venían acompañados de familiares y amigos. Algunos esperaban en los alrededores del circuito y otros corrían con ellos. Había también quienes fueron solos. Incluso había grupos de amigos del trabajo, grupos de paracaidistas, bomberos, militares, policías... Y, por supuesto, mucha representación internacional. De poco servía el español esta mañana en Madrid, uno necesitaba el inglés, el francés, el italiano o el alemán para comunicarse.

Uno de los detalles más emotivos de la carrera llegó en los primeros compases de la misma. Algunos miembros de la embajada americana bajaron de la calle Serrano, donde está situado dicho edificio, hasta la Castellana con una pancarta en la que se leía: 'Boston-Madrid, solidario, seguimos corriendo'.

No faltaron las historias de superación; desde aquel corredor que se ha preparado duramente y recorre los últimos kilómetros con calambres, hasta aquel padre que corre tirando del carrito de su bebé o de aquel que lleva consigo la silla de ruedas de un familiar que no puede andar. Todos ellos, son los ganadores de hoy. Los aplausos de la gente así lo han evidenciado.

Unos aplausos que se han hecho más fuertes en la llegada a la meta, pero que no han faltado en ningún lugar del recorrido. En puntos como Gran Vía, Fuencarral, Sol, Castellana o Atocha había una auténtica muchedumbre en las aceras, expoleando a los valientes que imitaron a Filípedes.

Incluso, la organización preparó varios puntos de animación musical, con pequeños escenarios desde los que diferentes grupos de música le dieron color musical a la mañana deportiva. Todo esfuerzo era poco para alentar a los corredores. Un diez para los grupos, que no han cejado en su esfuerzo pese a que su público apenas estaba delante de ellos unos segundos.

Y, para acabar, nos remontamos al principio. Minutos antes de que se diera el pistoletazo de salida, las caras de los protagonistas de esta mañana deportiva en Madrid se dirigían al cielo. ¿La razón? Cinco paracaidistas del ejército que aterrizaron en plena plaza de Colón. Uno de ello con una bandera de Madrid 2020. Una bonita y significativa muestra de apoyo a la candidatura olímpica. ¿Veremos un maratón olímpico en Madrid dentro de siete años? Puede que sí o puede que no, pero, al menos, nos quedará el consuelo del maratón anual, una fiesta única que nadie debería perderse.

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