Madrid, 17 oct.- La hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, que hoy comunicó su decisión de representar a España -país del que es natural su padre, José Antonio- en competiciones internacionales, será la gran esperanza del tenis femenino español para relevar a Arantxa Sánchez y a Conchita Martínez en los puestos de privilegio.
La pupila de Alejo Mancisidor, que el pasado mes de enero conquistó en Hobart su primer y hasta la fecha único título en categoría individual, liderará a partir de 2015 el equipo español de Copa Federación junto a la canaria Carla Suárez, con la que obtuvo la clasificación para el Masters de Singapur siete meses después de su primera aparición como pareja.
"Quiero vivir la sensación de representar a un país y no jugar sólo para mí misma, sino para todos", explicó la jugadora en un comunicado en el que también reveló que en su corazón y su sangre lleva a los países de origen de sus padres: España y Venezuela.
Admiradora de Serena Williams, Garbiñe Muguruza -nacida en Caracas hace 21 años- será ahora la gran esperanza del tenis femenino español, que busca una raqueta que suceda las exitosas trayectorias de Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez.
La proximidad de los Juegos Olímpicos de Río de 2016 precipitaron la decisión de la tenista, número 23 en el ránking mundial y candidata a medalla en la que será su primera aparición olímpica.
Junto a Carla Suárez, con la que venció el torneo de Stanford pocos meses después de su primera participación en el circuito de dobles, Muguruza se postula a liderar el regreso del equipo español al Grupo Mundial. Aunque la solidez de sus golpes y su juventud, así como su fulgurante ascenso en la clasificación, anuncian una llegada próxima al top-10 también en categoría individual.
El pasado mes de enero, Muguruza reivindicó por vez primera en su carrera su condición de top-50 después de haber dejado atrás una lesión de tobillo que detuvo su progresión en la segunda mitad de la temporada anterior.
Este paréntesis, sin embargo, fortaleció su tenis y este año se permitió tutear y batir a la estadounidense Serena Williams (número uno) y a la rumana Simona Halep (número dos), además de a la serbia Jelena Jankovic (exnúmero uno del mundo).
Estos resultados auguran un futuro brillante para una jugadora que se ha apoyado en el dobles para perder el miedo a aproximarse a la red. El dominio de todos los aspectos del juego la conducirán presumiblemente al top-20, aunque es el top-10 la meta de cualquier jugadora española.
Si apenas diez meses bastaron a Muguruza para abandonar el puesto 64 y situarse en el 23, la tenista hispano-venezolana apunta al inicio del próximo año para erigirse en una de las veinte mejores jugadoras del circuito profesional.
Con sólo 21 años -los cumplió el pasado 8 de octubre-, Garbiñe Muguruza confía en seguir los pasos de la canadiense Eugenie Bouchard, séptima clasificada, y cumplir con la predicción de la suiza Martina Hingis (campeona de cinco Grand Slam y líder de la clasificación mundial durante 209 semanas), quien definió a la hispano-venezolana como una potencial número uno del mundo.
La fortaleza de su servicio y su capacidad de adaptación a todas las superficies -a diferencia de los tenistas formados en España prefiere la pista dura a la tierra batida- convierten a la jugadora asentada en Barcelona a aspirante a cualquier gran título, para su propia alegría y, ahora también, para alegría del tenis español.
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