Río de Janeiro, 19 abr.- Un informe divulgado hoy denunció que la organización del Mundial de fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016 está propiciando miles de desalojos forzados y otros graves abusos contra la población pobre de Río de Janeiro.
El documento, elaborado por las comunidades de afectados y titulado "Megaeventos y violaciones de los derechos humanos en Río de Janeiro", denuncia que por lo menos 7.185 familias están bajo la amenaza del desahucio en 24 favelas de esa ciudad brasileña.
Unas 1.100 familias de ese total ya han sido desalojadas por obras directamente relacionadas con los eventos deportivos o la ejecución de obras de infraestructura, según el documento.
Uno de los autores del informe, el experto en urbanismo Orlando Santos Júnior, explicó que el número de desalojos programados puede ser mayor porque la Alcaldía no ha facilitado todos los datos de las zonas afectadas.
En la presentación del informe, la relatora especial de la ONU sobre el derecho a un alojamiento digno, Raquel Rolnik, atribuyó algunos de estos desalojos a intereses económicos e inmobiliarios.
Rolnik afirmó que en varias ciudades brasileñas se ha tratado de hacer coincidir el trazado de las nuevas líneas de transporte con la ubicación de las favelas "porque es más barato y fácil expropiar" que los barrios.
La representante de la ONU denunció que las indemnizaciones pagadas a los desahuciados son demasiado bajas y que tampoco se les ofrecen alternativas de vivienda digna.
El informe alertó que las autoridades pretenden enviar a los desahuciados a barrios lejanos, en la periferia, donde existen carencias de transporte y en los servicios básicos, mientras las inversiones se concentran en zonas ricas, creando "exclusión y nuevos procesos de elitización", en palabras de Santos Júnior.
"El sistema de transporte hoy es caro y precario y su modelo de expansión es irracional. Se va a llevar el metro a áreas vacías, a lugares no prioritarios para la ciudad", afirmó el experto.
El documento también llamó la atención a la "precarización" del trabajo en las obras del Mundial por las prisas, lo que ha llevado a convocar huelgas en varias ciudades brasileñas, incluida Río.
Además se alertó que leyes municipales de Río que, siguiendo las directrices de la FIFA, "han privatizado el espacio público" y van a impedir los vendedores ambulantes en los alrededores de los estadios y de los lugares de concentración de aficionados.
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