Tras la gresca monumental, ninguno de los dos futbolistas quiso revelar qué había sucedido, pero este domingo ambos han roto su silencio en la red social Twitter. "Siento mucho lo ocurrido ayer [sábado]. No fue ejemplar. No obstante, hubo provocación e insultos", ha escrito Frédéric Kanouté en su perfil.
El jugador del Sevilla, ya en frío, considera que su comportamiento y el de Cesc Fábregas "fue malo". Sin embargo, el catalán ve el incidente de forma totalmente distinta. En su perfil de la misma red social, desmintió que hubiera hecho "algún tipo de insulto racista hacia algún jugador del Sevilla".
"Toda la vida he jugado con gente de todo el mundo y todas las religiones, comparto vestuario con un jugador malí [Keita], llevo un tatuaje árabe", ha escrito Cesc, que ha terminado su explicación afirmando que "mi pareja es libanesa. No hay muestras más evidentes de que no tiene sentido", con lo que daba por cerrada la polémica.
En el acta arbitral, el colegiado vasco Eduardo Iturralde González explica que mostró roja directa a Kanouté por "agarrar del cuello y posteriormente empujar a un jugador adversario, antes de la ejecución de un tiro de penalti".
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