El dúo dinámico del Chelsea está de vuelta. En el primer partido de la fase de grupos de la Champions League ante el Maccabi de Tel Aviv, presenciamos la mejor versión de Cesc Fàbregas y Diego Costa, un hecho que había brillado por su ausencia en la presente temporada.
Un centro al espacio del catalán en la segunda parte, fue aprovechado por el ariete para anotar un golazo de volea que subió el 3-0 al marcador de un Stamford Bridge que volvió a sonreír con las precisas combinaciones de dos de sus estrellas.
La pasada campaña, la jugada que tenía como sujeto el pase de Cesc Fàbregas y como predicado el remate al fondo de la red de Diego Costa, fue una constante que llevó a los 'blues' a alzarse con su quinta Premier League, la cuarta en los últimos 11 años. La importancia de los dos internacionales por España fue capital en la consecución del título, ya que el centrocampista repartió18 asistencias y el delantero sumó 20 dianas.
Sin duda alguna el juego del medio centro catalán le va como anillo al dedo a Diego Costa. El hispano-brasileño es un delantero que necesita de espacio para desarrollar todo su potencial, a saber la velocidad, la potencia, y la habilidad para desmarcarse.
El sistema de juego planteado por José Mourinho, con su habitual 4-2-3-1 que prima las transiciones rápidas y las salidas al contragolpe, también beneficia a un Diego Costa, que cada vez que disputa un encuentro con la selección, desaparece, y cada vez vez le quedan menos oportunidades. 'Mou' siempre lo tuvo claro: "Sentí desde el principio de mi primera temporada que necesitaba a Cesc y Costa", declaró en mayo el técnico luso.
Del Bosque también ha apostado fuerte por el exfutbolista del Atlético de Madrid. A pesar de su pobre rendimiento con la 'Roja', siempre le ha defendido, aunque en su última conferencia de prensa, se entrevieron atisbos de impaciencia, cuando Del Bosque reconoció el pobre rendimiento de Costa con España.
Con un panorama que ha empeorado tras la sequía de Diego Costa ante Eslovaquia y Macedonia, que Fàbregas recupere la forma en la selección, se antoja como el clavo ardiendo al que se agarra el ariete. Únicamente los pases al hueco de Cesc, podrán mitigar en parte la falta de adaptación de Costa a una selección de toque que nunca jugará como a él más le conviene.
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