La selección rebelde libia se convierte en el ídolo que sustituye a Gadafi

  • Tras décadas en las que el único ídolo permitido en Libia era el propio dictador Muamar el Gadafi, los jugadores de la "selección rebelde" de fútbol se han convertido en héroes nacionales tras su reciente victoria ante Mozambique en la fase de clasificación para la Copa de África de Naciones de 2012.

Susana Samhan

Bengasi (Libia), 6 sep.- Tras décadas en las que el único ídolo permitido en Libia era el propio dictador Muamar el Gadafi, los jugadores de la "selección rebelde" de fútbol se han convertido en héroes nacionales tras su reciente victoria ante Mozambique en la fase de clasificación para la Copa de África de Naciones de 2012.

Todo el mundo quiere hacerse fotos y pedir autógrafos a los jugadores, que con su llegada anoche a Bengasi, capital de la revolución, han desencadenado una catarsis de orgullo nacional nunca antes vista en Libia, según los aficionados que acudieron hoy a ver al equipo en un hotel de esta ciudad.

Su triunfo el sábado pasado frente a Mozambique por 1-0 en la fase de clasificación para la Copa de África fue épico, al ser la primera vez que lucían la bandera tricolor de los rebeldes, que ha reemplazado a la enseña verde del régimen de Gadafi.

Aunque todos eran reclamados hoy por los seguidores, sin duda el gran protagonista era el autor del único gol del encuentro, el defensa Rabie Alaf, de 20 años, que como sus compañeros lo describían en broma es el Sergio Ramos del equipo libio.

"Fue uno de los momentos más felices de mi vida. Cuando celebraba el gol imaginaba a la gente en Libia festejándolo y deseé estar aquí celebrándolo con ellos", recordó el joven Alaf, con una bufanda con "los colores rebeldes", negro rojo y verde, en declaraciones a Efe.

Para Alaf, que lleva un año en el conjunto nacional, hay una gran diferencia entre jugar antes de la revolución, iniciada el pasado 17 de febrero, y después porque "ahora hay libertad".

Su compañero, el centrocampista Jaled Delaui, de 25 años, con cinco años en la selección, asintió y detalló que antes el equipo era una pertenencia más de Saadi el Gadafi, el hijo futbolista del depuesto líder libio, en paradero desconocido.

"Había mucha presión -rememoró Delaui-. Siempre controlaban cómo jugabas o actuabas, no sentías que fueras un deportista profesional, porque jugabas para Saadi".

Y evocó un encuentro disputado en la liga nacional, en la que Saadi jugaba como delantero del Itihad, en el que el hijo del dictador interrumpió el partido para lucir sus habilidades futbolísticas en el punto del saque de esquina y "entretener" así al público.

Además, antes del 2008, cuando los partidos eran transmitidos por la televisión libia no se nombraba a los futbolistas por sus nombres, sino por el número de sus camisetas para evitar que se alzara un ídolo en el país que eclipsara a Gadafi o a sus hijos.

A partir de ese año, explicó Delaui, los locutores pudieron narrar los partidos nombrando a los jugadores, pero siguió estando prohibido que aparecieran en las camisetas.

"En el partido del otro día, los nombres no aparecían en la equipación porque no dio tiempo a estamparlos", dijo Delaui, quien aseguró que en el próximo encuentro los futbolistas estarán completamente identificados.

En el mismo hotel de los jugadores estaba hoy tratando de conseguir una foto con ellos el estudiante de 23 años Muhamad Shikanti, uno de los forofos de la selección que viajó a El Cairo, procedente de Manchester (Reino Unido), para ver el partido de pasado día 3 frente a Mozambique.

Sin embargo, no pudo verlo en el estadio porque la junta militar egipcia solo permitió la entrada en el recinto de cincuenta privilegiados, en vez de los 150 que había prometido.

"Tuve que volver al hotel y allí vi el partido con cinco amigos más", señaló resignado Shikanti, que pisaba hoy por primera vez Libia tras el comienzo de la revolución en febrero pasado.

Para Shikanti, la principal diferencia entre el equipo nacional de antes y después de la rebelión es que ahora "son gente que quiere la felicidad para la nación".

Y es que, como el nuevo ídolo de jóvenes y mayores, Alaf, destacó "es un sentimiento que no se puede describir, el gol fue para toda la gente de Libia y para los mártires" de la revolución.

A falta de dos partidos para culminar la fase clasificatoria, Libia es segunda en el grupo C con 11 puntos, tras Zambia que tiene 12, y está seguida por Mozambique, con 4 puntos, y Comoros, con 1.

El próximo 8 de octubre se jugará la clasificación directa frente a Zambia en un partido que promete ser de infarto.

A los libios les sobra optimismo, e incluso ya sueñan llegar más allá: "Quién sabe, a lo mejor logramos jugar en el Mundial", indicó Delaui.

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