La zaga con tres centrales vuelve a parar una "hemorragia" en el Valladold

  • Valladolid.- La zaga con tres centrales volvió a rescatar al Real Valladolid de una situación desesperada, ya que el equipo se "desangraba" sin remedio camino de Segunda División y una formación con cinco defensas, que no se utilizaba desde la etapa de Alfredo Merino como técnico, volvió a dar resultados prácticos.

La zaga con tres centrales vuelve a parar una "hemorragia" en el Valladold
La zaga con tres centrales vuelve a parar una "hemorragia" en el Valladold

Valladolid.- La zaga con tres centrales volvió a rescatar al Real Valladolid de una situación desesperada, ya que el equipo se "desangraba" sin remedio camino de Segunda División y una formación con cinco defensas, que no se utilizaba desde la etapa de Alfredo Merino como técnico, volvió a dar resultados prácticos.

Los tres centrales casi siempre le han funcionado al Valladolid. En trances muy similares al que estaba atravesando el equipo, atascado en ataque e inseguro en defensa, entrenadores como Sergio Kresic, José Moré y, en menor medida, Gregorio Manzano se habían apoyado en este sistema de juego para salir de situaciones muy complicadas.

Con esta forma de jugar, el equipo genera espacios para futbolistas veloces, como actualmente el brasileño Diego Costa. Es lo que Kresic llamaba fútbol-trampa; es decir, tirarse deliberadamente para atrás para provocar que el contrario deje más metros a su espalda.

Casi siempre que el equipo ha cambiado al "dibujo" de cinco defensas la cosa ha tenido efectos balsámicos. José Moré solía apelar al argumento de que había que construir el equipo desde atrás, un planteamiento coincidente, aunque con matices, al que han expresado otros entrenadores en la búsqueda de seguridad defensiva para un equipo que, tradicionalmente, ha encajado pocos goles en las temporadas en que se mantuvo con suficiencia.

El Real Valladolid ha intentado esta temporada jugar presionando arriba con José Luis Mendilibar (el sistema que le sacó de Segunda) o elaborando el juego al toque con Onésimo Sánchez, pero ni una cosa ni la otra han sido productivas.

Kresic sostenía la tesis de que cuando no hay futbolistas técnicamente dotados para definir un partido jugando en espacios reducidos, hay que provocar esos espacios para salir al contraataque, que es cuando no hace falta la precisión, la contundencia y el toque que se requieren para dominar un partido.

También con cinco defensas jugaba el recordado "Europucela", aquel Real Valladolid de Vicente Cantatore que se clasificó para la Copa de la UEFA y que en la liga 1996/97 jugaba con Torres Gómez, Marcos, Peña, Julio César y José Luis Santamaría en la zaga.

Ayer, ante el Sevilla, volvió a quedar demostrado que el Real Valladolid, cuyas últimas campañas son clónicas en cuanto a problemas defensivos, puede tener un sistema-talismán al que han terminado recurriendo algunos entrenadores en tesituras difíciles. Eso, pese a que ya casi nadie utiliza este modelo de juego en Primera División.

Anoche, el Sevilla pagó la necesidad que se ha instalado en Zorrilla en las últimas jornadas, que no es otra que la de sobrevivir en Primera, y Javier Clemente, en la búsqueda de soluciones, terminó "agarrándose" a una formación que ya empleó en la Selección Nacional con Ferrer y Sergi de laterales y Nadal, Abelardo y Alkorta como centrales.

La cantidad de defensas centrales en la plantilla vallisoletana y el hecho de tener laterales de largo recorrido hacen que este sistema tal vez vuelva a ser "el traje" más apropiado para el equipo, aunque Clemente no quiso hablar de sistemas sino de actitudes y de formas de afrontar los partidos. "Lo de los sistemas lo dejo para la prensa", dijo anoche. Clemente en estado puro.

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