Cuando en el minuto 17 de partido, el electrónico del Camp Nou reflejaba un 2-0 casi todo el mundo pensaba en la cantidad de goles que se podía llevar el Granada en su visita a Barcelona. Pero los culés no jugaron uno de sus mejores encuentros y encima salieron dormidos en la reanudación. El resultado de eso fue que los rojiblancos pusieron el empate en el marcador en el minuto 61.
Y eso que Xavi encarriló el choque en el minuto 4 tras aprovechar un buen centro de Cuenca y la asistencia con la cabeza de Leo Messi. La Pulga no quiso faltar a su cita con el gol y apenas unos minutos después empaló un balón que había salido de los pies de Cuenca y que desvió un defensa del Granada. En ese instante, la gente pensaba más en la goleada que en otra cosa.
Los rojiblancos llegaban además al Camp Nou con una racha de 18 partidos en el coliseo y ni siquiera un solo punto en su haber. Eso les debió recordar Abel Resino en el descanso porque la salida al césped fue muy diferente. El Granada salió a jugar y a ponerle las cosas complicadas al Barcelona y bien que lo consiguió. Mainz ganó el salto a Piqué y cabeceó el balón al fondo de las mallas.
El Granada no se conformó con el gol de honor. Ni mucho menos. Una cabalgada por la izquierda de Dani Benítez, que ganó en carrera a Dani Alves, acabó con el granadino en el suelo y con Teixeira Vitienes sacando amarilla al brasileño y señalando el punto de penalti. Siqueira fue el encargado de tomar la responsabilidad y de batir a Víctor Valdés. La historia se acercaba al Granada pero Messi se encargó de romper cualquier posibilidad en apenas cinco minutos. El sueño granadino duró eso.
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