Castells había batido el 24 de julio en Manresa su propio récord de España para dejarlo en 69,59, un registro que, de repetirlo, no le garantizaba hoy el acceso a la final, ya que la marca de acceso directo era de 73 metros.
Su primer lanzamiento fue de 67,74. Mejoró hasta los 68,41 en la segunda ronda y acabó con un tiro de 65,26, décima del grupo B y vigésima primera entre las 37 participantes en el conjunto de los dos grupos.
La tarraconense llegaba a sus terceros Juegos (tanto en Atenas como en Pekín cayó en la calificación) en la mejor forma de su vida, con 14 plusmarcas nacionales en su historial, para buscar su primera final olímpica o mundial. Hasta ahora sólo había conocido, dos veces, la de los Europeos, en Barcelona 2010 y Helsinki 2012, con el mismo resultado en ambas, novena.
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