Carles Puyol está en la frontal. Corría el minuto 73 de nuestra era. España sacaba un córner desde la banda izquierda. Xavi, como siempre, encargado de botar las jugadas a balón parado de la selección, la puso en el punto de penalti... y ahí llegó un país entero dispuesto para el remate.
Tiburón arrancó desde el borde del área, la vio llegar, midió los pasos, saltó como nunca e impactó un cabezazo inapelable empujado por 46 millones de españoles.
Le empujó Piqué, Villa, Casillas, Del Bosque... pero le empujó Paco el pescadero, María la panadera, Álex el periodista, Juan el cartero y José Manuel el oficinista. Le empujó mi padre, que lleva 79 años esperando este momento, le empujó mi madre, que vio el primer partido de su vida... le empujó mi perro, pegado a la pantalla del televisor consciente de que algo gordo se estaba fraguando allí.
Es la culminación de una generación de futbolistas maravillosa que nos está haciendo vibrar como nunca antes en nuestro balompié. Sólo queda un paso: dadlo por vosotros; dadlo por nosotros. No nos despertéis de este sueño.
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