Nadar, pedalear y correr: Crisanto Grajales, el guerrero mexicano que lleva su cuerpo al límite

Crisanto Grajales ofrece disculpas a México entero. Se lamenta por haber terminado en el lugar número 28 del triatlón de los Juegos Olímpicos de Londres. Cuatro años después, tras haber llevado su cuerpo al límite docenas de veces, este guerrero azteca se ve destacando Rio-2016.

"Yo también esperaba más", dijo aquel sábado de 2012. No hubo tiempo para lamentos, pero sí para mucho análisis y reflexión que lo han llevado a una destacada progresión en cuatro años.

Después de fallar en Londres 2012, Grajales ha participado en 46 competencias diversas. Y lo que logró fue subir del lugar número 40 que llegó a ocupar en el ranking de la Unión Internacional de Triatlón hasta alcanzar el actual noveno sitio.

La relación que Cristanto estableció con su triple disciplina no le viene de los últimos cuatro años ni la encontró a la primera. Antes practicó basquetbol, futbol (fue portero), karate y judo.

El espíritu deportivo es una herencia de sus progenitores. Los dos corrieron maratones, su madre, Guadalupe Valencia Lara, lo hizo por hobbie, el padre, Crisanto Grajales Landa, compitió a niveles medio y alto.

Fue el papá quien inculcó a su hijo el deseo de llevar su resistencia al límite. Tendría unos cinco o seis años el pequeño Crisanto cuando su padre lo llevaba a correr detrás de él. El niño lloraba porque lo levantaban todos los domingos a las 7 de la mañana. "Después ya no pude dejar el deporte", cuenta.

Así Crisanto fue forjando su disciplina y a los nueve años compitió en su primer triatlón. Y lo ganó.

Grajales pronto descubrió que "en el triatlón se lleva el cuerpo al límite" y que cuando el deportista se somete a 1,5 kilómetros de nado, 40 kilómetros de pedaleo y 10 kilómetros de carrera "cierras los ojos y ves como un túnel con una luz a final, y el cuerpo se sostiene nada más por el objetivo de llegar a la meta".

El muchacho, nacido en Jalapa, Veracruz, el 6 de mayo de 1987, tenía 14 años cuando dejó de estudiar. Tuvo que elegir entre la escuela y el triatlón. ¿La causa? Su primer Mundial. Terminó en el lugar 45.

Desde muy pequeño y todavía como amateur empezó a ganar sus primeros dineros como triatleta. Su primer premio monetario fue de 2,800 pesos (unos 150 dólares al cambio actual) a los 15 años. Compró ropa con esa plata.

A los 17 ya estaba convertido en un triatleta profesional. Y pronto le llegaron los patrocinios, algo muy necesario para su deporte pues el equipamiento es caro. En la actualidad, el valor de su bicicleta supera los 120.000 pesos (unos 6.250 dólares).

De las tres disciplinas que integran el triatlón, la natación es la que más trabajo le costó a Cristanto en sus inicios. "Parecía gato en el agua, no me gustaba", ha reconocido.

Y fue precisamente en la natación donde el mismo Grajales sentenció su destino en la prueba olímpica de Londres-2012. Pretendió nadar al ritmo de los competidores rusos, pero la estrategia le falló.

"Por la adrenalina me quise poner al brinco con ellos y yo me quedé lactado nadando", recuerda. Pensaba ubicarse en el top 8 de la competencia y ni siquiera terminó entre los primeros 15.

Adquirida la experiencia de lo que no se debe hacer, Crisanto comenzó a obtener importantes triunfos en el siguiente ciclo olímpico. Fue campeón en los Centrocaribes Veracruz-2014 y también en los Panamericanos-2015. Con esta conquista aseguró su presencia en Rio-2016.

Aunque quizá un logro más satisfactorio fue la plata que obtuvo en mayo de 2016, en Yokohama, Japón, dentro de la Serie Mundial de la Unión Internacional de Tritalón.

"Para llegar a Juegos Olímpicos se sufre bastante. Yo he querido tirar la toalla, pero siempre hay que ser guerreros y luchar hasta cruzar la línea de meta", apunta Grajales que sabe que delante de él habrá varios favoritos en Rio de Janeiro, por eso no le hace perder la ilusión de quedar entre los primeros ocho o incluso volver a México con una medalla.

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