NBA: La Linlocura se apodera de Nueva York

  • Jeremy Lin, el jugador de origen taiwanés de los Knicks, entusiasma a los aficionados de Nueva York. En la tienda de la NBA de la Quinta Avenida de Nueva York no paran de entrar clientes de rasgos asiáticos. Buscan camisetas de Jeremy Lin, el jugador de los Knicks de origen taiwanés que ha revolucionado la ciudad.

Las camisetas de Lin están separadas de las del resto y colocadas justo a la entrada. De las réplicas del equipo sólo quedan tallas XXL. De las de algodón con la palabra de moda, 'Linsanity' (Linlocura), hay sólo de niños.

'Mi hijo mayor, Kevin, vive en Taiwán. Le gusta mucho el baloncesto y está muy feliz por el chico de Taiwán', dice Jennifer Woo, que ha venido a ver los desfiles de la semana de la moda. Lauree ha comprado unas camisetas para su padres, inmigrantes de origen chino que viven en los ángeles. 'Están muy excitados, han empezado a ver baloncesto ahora, antes nunca lo veían', explica.

La historia de Jeremy Lin, de 23 años,  tiene todos los ingredientes para emocionar a los estadounidenses.  Sus padres llegaron a este país desde Taiwán. Él nació en Palo Alto (California), jugó al baloncesto en el equipo de su instituto, pero siguió con los estudios hasta graduarse en económicas en la Universidad de Harvard.

Entró en la NBA por la puerta de atrás, sin ser escogido en el Draft y teniendo que presentarse a varias pruebas. En su primer año con los Golden State, no jugó. Después pasó a los Knicks, donde tampoco jugaba y era el peor pagado de la plantilla, con un contrato de medio millón de euros. Como su continuidad no estaba asegurada, Lin ahorraba durmiendo en el sofá de su hermano.

Pero entonces, Mike D'Antoni, el entrenador, se quedó sin varios jugadores por lesiones y problemas familiares y le dio minutos en la cancha.

Lin encadenó siete victorias seguidas, con una media de 25 puntos.  La racha se rompió el viernes pasado ante New Orleans, pero ayer los Knicks volvieron a ganar a Dallas (104-97) con 28 puntos y 14 asistencias de Lin. La Linlocura continúa.

Romper tópicos

Lin entusiasma a los americanos de origen asiático. Les ha servido para quitarse el complejo de empollones de la clase poco dotados para los deportes.

'Nos inspira, es un colega asiático que juega bien en la NBA, estamos muy excitados por eso', dice un seguidor.

En el Madison Square Garden, el domingo a medio día, los Knicks se enfrentan a los Mavericks de Dallas. Entre el público hay muchísimos asiáticos, tanto turistas como neoyorquinos.

La mayoría llevan camisetas y gorras con el número de su ídolo. Silvia, de origen taiwanés, combina la camiseta azul con un abrigo de pelo y tacones. 'Juega muy bien, tiene muchas habilidades, es guapo, es alto y vuelvo a todos los neoyorquinos locos', dice.

Otro grupo de neoyorquinos de origen taiwanés han hecho un póster con las imágenes de Obama, el presidente de Taiwán y Lin. 'Todos son graduados de Harvard y hemos escrito 'Linmitless' (Sin Línmites), es creativo, verdad?', pregunta James.  'Para los americanos asiáticos representa que podemos triunfar en los grandes deportes. Es algo que celebrar, añade'.

Las combinaciones con su nombre son infinitas. Ju Boogy, un rapero de origen dominicano le ha escrito una canción y graba un improvisado videoclip a la entrada del estadio. 'Tiene a la ciudad tó levantá,  estamos bien excitados', dice y accede a rapear un trocito de la canción.

La locura despertada por el jugador ha hecho que el precio de las entradas se dispare. 'Es imposible, lo peor que he visto. Para este partido llevan días agotadas pero ahora con la Lin-locura es demasiado', nos dice David  que esta junto a su hijo Dylan buscando entradas de reventa. El niño, de 12 años, lleva un cartel en el que se lee 'Lind a kid a hand' (un juego de palabras que se traduciría por 'Echa una mano a un niño') y dice que le encanta Lin porque es 'lincreíble'

Un vendedor de reventa asegura que tiene entradas por entre 500 y 1.000 dólares.

Con esos precios,  Anna, de Dallas, se ha puesto a pedir. Ella ha venido siguiendo a su equipo y no esperaba que fuera tan caro. 'Hay demasiada linflación es una linlocura. He venido con 160 dólares, porque el año pasado fue suficiente, pero ahora no. Así que cogeré lo que me han dado y me iré a comprarme una bebida y verlo a un bar'.

En el Café 31, al lado del Madison Square Garden, han creado un menú especial dedicado a Lin. 'Tenemos Linmartini que es a base de Absolut vodka y té verde. Para comer, el Linsándwich, que consiste en una pechuga de pollo a la parrilla, con salsa de soja en un pan integral y con mayonesa picante. Y el Lin al plato que son unos trozos de pollo con vegetales estilo asiático servido con arroz blanco', nos explica Juan. 'Desde que ha empezado la linmanía tenemos muchos aficionados asiáticos y son los que piden los platos de Lin. Les gusta sobre todo el sándwich'.

Este domingo, el café está lleno. En la barra, un grupo de jóvenes americanos de origen asiático beben cervezas y comen hamburguesas mientras ven el partido. No han podido conseguir entradas. 'Era fan de los Knicks antes, pero Lin ha revigorizado el amor de los neoyorquinos. Me gusta que es un tío humilde que viene de orígenes étnicos como los míos', nos cuenta Nick. 'Sirve como modelo para los jóvenes asiáticos, les inspira para sobresalir y romper estereotipos, que son inhibiciones para crecer como persona.

Su amigo Hall, que vive en NY y es originario de China, confiesa que su pasión por el baloncesto es reciente. 'Si soy sincero detestaba a los Knicks. Porque era una panda de jugadores sobrepagados, que estaban mimados y no conseguían los resultados esperados. Lin ha traído vida y ha cambiado la dinámica. Hay pura alegría, inocencia en su juego'.

 

Beatriz Barral
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