"Ni un asiento vacío" en el mundial de balonmano de Catar

  • Catar se ha volcado logística y económicamente para que el primer mundial de balonmano que se celebra en un país árabe del golfo Pérsico no pase desapercibido e intentar que en los estadios "no quede ni un asiento vacío", tal y como prometió el emirato cuando presentó su candidatura.

Doha, 25 ene.- Catar se ha volcado logística y económicamente para que el primer mundial de balonmano que se celebra en un país árabe del golfo Pérsico no pase desapercibido e intentar que en los estadios "no quede ni un asiento vacío", tal y como prometió el emirato cuando presentó su candidatura.

Para lograr su objetivo, a través de las federaciones nacionales que participan en el torneo, Catar ha invitado al mundial a aficionados de los países participantes al pequeño emirato para que pudieran compartir con todos los gastos pagados los éxitos y los fracasos de sus selecciones (23 sin contar a la anfitriona).

Aunque no hay cifras oficiales, el pasado agosto, el presidente de la Federación Internacional de Balonmano Hasan Mustafá, adelantaba a la revista alemana Handball Time, que Catar tenía previsto invitar a entre 5.000 y 10.000 aficionados.

Uno de ellos es el español Juanjo, proveniente de Valencia, que aseguró a Efe que viajó a Doha junto a otras 21 personas de distintas peñas españolas "invitado por Catar a través de la federación española".

También hay argentinos o chilenos entre otras nacionalidades, como Andrés, que confiesa que "hubiera sido imposible" viajar al mundial sin una invitación ya que: "solo de Chile a Catar nos hubiera salido el pasaje por 2000 dólares para animar a nuestra selección".

Pero además, para animar el ambiente del torneo y, por supuesto, a su selección, Catar tampoco ha dudado en hacerse con una afición de prestado para animar a su equipo en un país donde el balonmano no cuenta con un gran número de seguidores.

Son medio centenar de españoles, originarios de diferentes peñas regionales a quienes la federación catarí, además de sufragarles el viaje y el alojamiento, les facilita una pequeña dieta diaria.

Entre ellos está Pablo Oliver, un valenciano que forma parte de la expedición española que anima a los cataríes y que en el reciente partido entre Catar y España, del pasado día 21, no dudó en calentar a la hinchada, megáfono en ristre, al grito de "Yo soy catarí, catarí, catarí" o "Vamos Catar".

En dicho encuentro, en el que el combinado español se impuso al de la península arábiga 28-24, los 15.000 asientos del pabellón Lusail Hall aparecieron casi repletos.

No en todos los encuentros, sin embargo, la afluencia ha sido tan generosa y por eso, la federación también ha querido regalar a los aficionados actuaciones en directo de cantantes nacionales e internacionales.

El pasado jueves, el Lusail Hall fue escenario de un concierto del cantante estadounidense Pharrell Williams, que saltó a la pista después de la conclusión de los partidos Argentina-Alemania y Dinamarca-Rusia.

La estadounidense Gwen Stefani también se unió anoche a la fiesta del balonmano catarí en el Lusail Hall, en un concierto que puso la guinda al duelo Polonia-Dinamarca.

Lo que demuestra el compromiso del país por hacer del mundial de balonmano una fiesta que deje huella y en la que puedan participar aficionados de todas las nacionalidades.

Desde principios de mes el aeropuerto está decorado con carteles de bienvenida en todos los idiomas y las fachadas de los edificios del centro financiero de Doha están salpicadas con gigantes carteles que invitan a asistir al torneo que concluye el próximo 1 de febrero.

Pero a pesar de tanto empeño, los aficionados no parecen ponerse de acuerdo sobre el éxito de la estrategia catarí.

Más allá de alabar la organización del evento, Fernando, uno de los 22 aficionados españoles invitados por Catar para animar a España, cree que los estadios no están lo suficientemente llenos y que la afición se muestra algo "fría".

"El mundial está genial, pero hay muy poca gente en los pabellones, yo vengo de un pueblo de León y allí a los equipos se les anima mucho y aquí es un poco frío", contó Fernando a Efe.

Por su parte, Reem, una aficionada catarí, es de una opinión contraria a la del hincha español.

"No me esperaba ver a tanta gente asistiendo a los partidos, es muy interesante y divertido estar aquí", confesó la joven.

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