No es nada fácil dejar tu portería a cero frente al Barcelona. Solo hace falta ver que el conjunto azulgrana acumulaba 64 partidos consecutivos anotando al menos un gol, pero esa racha se frenó en Pamplona.
Neymar, ante la ausencia de Messi, intentó erigirse en el protagonista del ataque azulgrana e incluso protestó un posible penalti.
La banda de El Sadar se le quedaba pequeña y el brasileño se acercaba a posiciones más centradas para asociarse con sus compañeros, algo que hizo a la perfección frente al Celtic y curiosamente tampoco jugó Messi aquel partido.
Adriano aprovechaba una y otra vez los huecos que dejaba Neymar para profundizar la banda izquierda, algo con lo que Jordi Alba va a disfrutar cuando regrese.
La defensa rojilla no acertaba a pararle. Cuando arrancaba con el balón pegado al pie se convertía en imparable: de uno, de dos, de tres y hasta de cuatro rivales se marchó en varias ocasiones.
Su cambios de ritmo eran eléctricos y sus zancadas, de velocista. Pero no fue en una jugada individual cuando estuvo cerca de marcar, sino tras un centro raso de Montoya al que Neymar no llegó a empujar en el segundo palo.
'Ney' devolvió el regalo al canterano minutos después tras realizar un gran slalom de 40 metros, pero Montoya se entretuvo y Damiá llegó a tapar el tiro.
El brasileño echó en falta las asistencias de Xavi e Iniesta, que apenas participaron en el juego y de la compañía de Pedro y Cesc en el ataque.
El canario fue claramente de más a menos hasta que fue susituido por Tello, mientas que Cesc no aprovechó las ocasiones de las que dispuso. Messi disputó casi la última media hora de juego, pero tampoco cambió la cara del ataque azulgrana, que se estrelló contra la zaga rojilla.
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