Pedro Delgado:"Mi padre me dijo que no viviría del ciclismo"

  • Pedro Delgado (Segovia, 53 años) no contaba en su juventud con ser profesional del ciclismo, ni mucho menos con ganar 2 Vueltas y 1 Tour de Francia. Su padre incluso le vaticinó que no llegaría "a vivir del ciclismo".

Carlos de Torres

Madrid, 26 jun.- Pedro Delgado (Segovia, 53 años) no contaba en su juventud con ser profesional del ciclismo, ni mucho menos con ganar 2 Vueltas y 1 Tour de Francia. Su padre incluso le vaticinó que no llegaría "a vivir del ciclismo".

Pero en 1988 "Perico" llegó de amarillo a París, un triunfo que le convirtió en el tercer español ganador de la "grande boucle" después de Bahamontes y Ocaña. España recuperaba así su lugar en el mapa del ciclismo.

En vísperas del centenario del Tour, Delgado recuerda a EFE su trayectoria en la prueba francesa.

Pregunta: Menos mal que no hizo caso a su padre.

Respuesta: Nunca soñé con ganar el Tour, simplemente montaba en bici para salir con mis amigos, pero con el tiempo me vi en un equipo y evolucioné. Tampoco creí que sería profesional. Decían que era bueno, pero mi padre me aseguró que no iba a vivir del ciclismo.

P. Usted tenía la Vuelta del 85, pero el Tour es el Tour, y eso lo notaría.

R. El Tour te cambia todo. Los 200 que corren el Tour buscan la gloria de una u otra manera, es algo institucionalizado a nivel mundial, es la carrera por etapas. En la Vuelta o el Giro se involucran sobre todo los corredores nacionales, los de fuera optan a ganar si ven que les sale la carrera, si no, no. Hay corredores con tres Vueltas, como Rominger, pero no trasciende tanto como si ganas un Tour. El Tour te cambia la vida.

P. ¿Qué recuerda de la primera etapa que gana en Luz Ardiden (85) y del primer maillot amarillo en Alpe D'Huez (87)?

R: La etapa la viví con incertidumbre porque había sido segundo muchas veces y me sentía gafado. Era la época de los colombianos, me atacaban e iban a por mi, no conseguía abrir hueco. Era un día con niebla. La fatiga me produjo más alegría. En el 87 sabía que podía ganar, lo veía venir; y ya está, me puse líder, sin más.

P. Usted representó la mala suerte y los problemas en carreras: caídas, la muerte de su madre, llegó tarde a una contrarreloj, tremendas "pájaras...¿Su gran carisma venía de ahí?

R. El público se apasionó con el pobre de la mala suerte, eso entra en el corazón de la gente, es un aspecto humano. Las desgracias y mis defectos me acercaron más a la gente.

P. Cuando llegó más de dos minutos tarde a la contrarreloj de Luxemburgo la armó usted buena.

R. Ese día ricé el rizo. Me fui a calentar por los alrededores, me alejé demasiado y volví a la rampa con retraso. Lo que me pasó a mi le pasó a muchos, pero no con tanta repercusión. Por ejemplo a Bernard Hinault le pasó en un Dauphiné, pero lo mío produjo más morbo, era el ganador del año anterior. En Luxemburgo se me recuerda más por ese desliz que por haber ganado el Tour, y en la tele me lo recuerdan todos los años.

P. ¿Cómo se sintió ?

R. Muy cabreado con el mundo. Llegué a ese Tour en forma, como nunca, después de ganar la Vuelta...No pude dormir por la noche. Me dolió más la sensación mental que se me quedó que el tiempo que perdí. Luego tuve que atacar arriesgando demasiado y en la CRE perdí una minutada. Perdí la concentración y me vi fuera de carrera. No me retiré porque hubiera sido peor ver el Tour por la tele. Luego me recompuse y logré acabar tercero.

P. El Tour lo ganó con polémica. ¿Qué fue más grande, la ilusión por ganar o el susto de aquel positivo anunciado que luego no era?.

R. Recuerdo la alegría de ganar, aquello no me lo creía. Me sonaba a chino. Me quedo con el triunfo, pero con el cabreo por los que decían que el amarillo estaba manchado por un producto que no estaba prohibido. Lo peor fue tener que dar explicaciones por aquello del Probenecid. Corrí con las reglas que había y me irrita tenerlo que explicar. El error fue de los responsables del Tour, que pensaban que aquel producto estaba prohibido y fueron ellos quienes mancharon la carrera.

P. ¿Qué es lo que más y lo que menos le gusta del Tour?.

R. Lo que más me gusta es cómo venden los franceses la carrera. Es algo tan característico del país como el foie o el champán. El Tour es un producto francés 100 por cien, les gusta y lo cuidan. En eso me dan envidia porque en España eso no pasa, les da igual que se vea o no el país. Lo peor podría ser el trato de la organización a los corredores, con hoteles no muy buenos, muchos traslados .... Los recorridos creo que tampoco son muy buenos. Les cuesta hacer las etapas de antaño, con las montañas míticas, es un recorrido muy planificado. Al final el Tour es como un producto mercantilista para vender, casi como una telenovela.

P. ¿Aún se emociona con el ciclismo?

R. Sí, con las etapas buenas sí. Me gusta, es un deporte muy visual. Hay días aburridos pero otros estupendos, sobre todo si hay un español por medio. Desde la tele es más fácil hablar que dar pedales. Corriendo vas muerto y a través de la pantalla lo ves todo perfecto, cuando hay que atacar ....todo.

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