Más allá del resultado final, el Real Madrid recibió una gran noticia este miércoles ante el Sevilla: la vuelta de Xabi Alonso a los terreno de juego. El tolosarra ha estado casi medio año sin poder jugar por culpas de las lesiones, pero por fin ha vuelto. Saltó al campo a la hora de juego en el lugar de Illarramendi, su recambio natural.
La mala noticia es que apenas se le vio. No porque él no quisiera y no buscara la pelota, sino porque no tuvo oportunidad. Cuando entró al partido, éste ya era un correcalles imparable, sin orden ni concierto de ningún tipo en el que jugadores verticales como Cristiano Ronaldo, Bale, Benzema, Rakitic, Vitolo o Bacca tan cómodos se sienten.
El 'catorce' blanco tampoco quiso frenar el ritmo del encuentro, viendo que la fórmula le estaba yendo tan bien a su equipo. Cuando entró al campo, el partido iba 5-3 y, salvo milagro, parecía imposible que el Sevilla pudiera remontar.
Pese a que Alonso sabe que está llamado a ser el mediocentro que busca Ancelotti para acabar de equilibrar a su Real Madrid, el internacional fue cauto en sus primero minutos de la temporada. Estuvo más preocupado de tapar los huecos en defensa que de organizar a su equipo en ataque. Sin alardes pero sin fallos, Alonso cumplió de sobra en su primera prueba oficial.
Desde hace tiempo entrena con el equipo, pero ahora ya sabe lo que es volver a jugar. Como el propio Ancelotti reconoció en la rueda de prensa previa al encuentro, ahora debe ir cogiendo confianza poco a poco y seguir mejorando su estado de forma hasta llegar al nivel óptimo. Su carrera de fondo, que ha durado seis meses, está llegando a su fin. Dentro de no mucho tiempo podrá volver a ejercer de mariscal y mandar como tanto le gusta desde el centro del Bernabéu.
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