Ruta por el lado más futbolero de Lisboa

  • La pasión y la intensidad con la que se vive el fútbol en todo Portugal es fácilmente visible en la capital del país, Lisboa, una ciudad totalmente volcada en el balompié esta semana debido a su condición de sede de la Liga de Campeones.

Óscar Tomasi

Lisboa, 23 may.- La pasión y la intensidad con la que se vive el fútbol en todo Portugal es fácilmente visible en la capital del país, Lisboa, una ciudad totalmente volcada en el balompié esta semana debido a su condición de sede de la Liga de Campeones.

Para los más futboleros, Lisboa permite hacer un recorrido por sus empinadas calles y sus monumentos más importantes a la vez que se conoce la historia y las curiosidades del "deporte rey".

En la plaza del Comercio, uno de los lugares más emblemáticos de la capital, junto a la orilla del río Tajo, la propia UEFA ha abierto una galería que muestra a través de la fotografía los momentos álgidos vividos en la máxima competición europea desde sus inicios, en la década de los 50 del siglo XX.

Con el ídolo local, Eusébio da Silva Ferreira -recientemente fallecido-, como uno de los grandes protagonistas, la muestra exhibe 150 imágenes y tiene un marcado carácter portugués, con Cristiano Ronaldo, Luis Figo o José Mourinho -todos ellos con pasado lisboeta- entre los retratados.

Además, se recuerda cómo fue la primera final continental disputada en Lisboa, en 1967, en la que el Celtic escocés se impuso al Inter de Milan.

También con motivo de la final de la Liga de Campeones entre Real Madrid y Atlético, la UEFA instaló un museo en la zona que recopila desde programas hasta balones -como el que el francés Zinedine Zidane coló en la escuadra del Bayer Leverkusen en 2002-, botas, guantes o camisetas de sus mejores jugadores.

Los principales clubes de la ciudad son el Benfica y el Sporting de Lisboa, y los dos cuentan con un museo en sus respectivos estadios donde se repasa los logros conseguidos por dos equipos rivales y centenarios.

Con precios que rondan los diez euros por persona, los visitantes a la ciudad pueden hacer un tour guiado por sus instalaciones. Sin embargo, en el caso de la Luz no se puede visitar el museo hasta que pase la final de mañana.

Otra alternativa para los amantes del turismo futbolero es el Museo Nacional del Deporte luso, en la céntrica plaza de Restauradores, donde reposa uno de los mayores tesoros del país: la Bota de Oro lograda por Eusébio en 1965.

Para los que aprovechen el viaje para conocer los monumentos más famosos de la ciudad, hay una cita ineludible -y poco conocida- frente al Palácio de Belém, área turística por antonomasia y popular por sus pasteles de nata.

En medio del jardín, existe un banco con una inscripción: "Aquí nació el Club de Fútbol Os Belenenses. 23-9-1919". Así se hace referencia al origen de un equipo que recuperó recientemente su lugar en la Primera División pero que es considerado un histórico en Portugal.

No en vano, cuenta en su palmarés con una Liga y tres títulos coperos, el último de ellos conseguido en la temporada 1988/1989.

Con la marcha del Benfica del barrio de Belém -donde nació en 1904-, sus moradores quedaron huérfanos de equipo hasta la fundación del Belenenses, cuyo ideólogo fue el futbolista Artur José Pereira.

En la década de los 30 llegó a ser uno de los conjuntos más importantes del país y el que más internacionales aportaba a la selección, aunque actualmente es un equipo humilde que destaca por su estadio, en Restelo, desde donde se puede disfrutar de unas vistas espectaculares sobre el Tajo.

Entre sus estrellas históricas, sobresale Matateu (1927-2000), de origen mozambiqueño, como el legendario Eusébio, y que fue dos veces máximo goleador de la Liga lusa, en la década de los cincuenta.

De cara a la final de este sábado, los aficionados del Atlético de Madrid tienen la opción de matar "saudades" y celebrar el título -si así lo dicta el resultado- en la fuente de Neptuno lisboeta, en el Largo de Dona Estefania, muy cerca de la estación de metro de Saldanha, en pleno corazón de la ciudad.

Aunque apenas hay bares dedicados exclusivamente a la retransmisión de acontecimientos deportivos, no hay lugar para beber una "imperial" -el equivalente a la "caña" española- en la capital sin una televisión para ver una final que coloca a la ciudad en el centro de todas las miradas a nivel global.

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