Todos contra Contador: Tour de Francia 2011

  • En el centenario de los Alpes, el Tour viaja a fórmulas de años pasados. Seis etapas de montaña y una corta contrarreloj decidirán la victoria. Contador tiene ante sí el reto más difícil de su carrera.
Las rampas del Galibier, protagonistas de esta edición del Tour.
Las rampas del Galibier, protagonistas de esta edición del Tour.
José Martínez

El Tour de Francia arranca con sombras. Como siempre, con dopaje. En los últimos días se ha conocido que un masajista del conjunto BMC fue descubierto en 2009 con casi 200 dosis de EPO. Jim Ochowicz, manager del equipo e íntimo amigo del acorralado Lance Armstrong, echa balones fuera. El Omega Pharma – Lotto también se ha visto salpicado por las noticias. Su exciclista del Wim Vansevenant, conocido en el pelotón por haber ganado el "farolillo rojo" del Tour tres años, era el presunto destinatario de un maletín repleto de productos dopantes de última generación. Ante este panorama, es previsible que la UCI haya vuelto a confeccionar una nueva "lista de sospechosos" de dopaje, como ya hiciera el año pasado.

La carrera no arranca tranquila. Se recuerda el caso Festina, el estallido de la "Operación Puerto" en 2006 y se incrementa la presión sobre Alberto Contador. Los previsibles abucheos del público francés han sido la música que ha escuchado el pinteño los días previos al inicio del Tour. No le perdonan haber mancillado su carrera con un positivo que está en duda jurídica y que aún no se ha resuelto por la lentitud de las instancias judiciales deportivas. Culpable o no, Contador tiene ante sí un reto psicológico mayor que el que supuso convivir en el mismo equipo con Lance Armstrong en 2009.

Sobre la carretera, 21 etapas y un recorrido similar al del también negro Tour 2008. Macizo Central, Pirineos, Alpes y París, siempre París. De la estrechez del Passage de Gois, un camino al capricho del mar donde Alex Zülle perdió sus gafas en 1999, a la majestuosidad de los Campos Elíseos.

La primera semana servirá para ver brillar a Mark Cavendish y a la pléyade de sprinters que tratarán de impedir que el británico siga sumando victorias –lleva 15 en tres años-. El teñido Philippe Gilbert estrenará su maillot de campeón belga y estará a la expectativa en el Mûr-de-Bretagne. Contador, por su parte, afinará sus piernas e intentará que su equipo, el Saxo Bank - Sungard, pierda el menor tiempo posible respecto al Leopard – Trek de Andy Schleck en la contrarreloj por equipos del segundo día.

Como en 2008, La Grande Boucle visitará Châteauroux y casi calcará la etapa entre Aigurande y Super-Besse. Este año, sin embargo, la estación de esquí añade a su denominación un nuevo nombre: "Sancy". Se diría que la organización del Tour quiere olvidar cuanto antes que en el Macizo Central venció el apestado Riccardo Riccò.

Dos etapas llanas guirán al pelotón hasta la trilogía de los Pirineos. La montaña de verdad llegará el jueves 14 con un encadenado de puertos durísimo: La Hourquette d'Ancizan, Tourmalet y Luz-Ardiden. Al día siguiente, siempre con calzador, el Tour saldrá de Pau y llegará a Lourdes, con el Aubisque de por medio. Pero a 40 kilómetros de meta será una quimera ver algún ataque de los favoritos. Nada que ver con la etapa que cierra el bloque pirenaico. Cinco puertos y final en Plateau de Beille, una cima casi virgen en la que sólo han ganado Pantani, Armstrong y Contador.

A continuación, los corredores repetirán el final del año pasado en Gap y harán una incursión en Italia como aproximación a los Alpes. Se cumple el centenario de la inclusión del Galibier en el Tour de Francia, y la organización, como ya hiciera con el Tourmalet en 2010, ha diseñado un recorrido que permita a la carrera dos pasos por sus interminables carreteras. En sus rampas el gran público descubrió a Alberto Contador en 2007. Un ataque sostenido del pinteño reventó a Cadel Evans y ni el mejor Michael Rasmussen pudo seguir su rueda.

El bloque alpino lo componen otras tres etapas de montaña. La Côte de Pramartino endurecerá la carrera el primer día hacia Pinerolo. La segunda etapa del bloque es la "etapa reina" del Tour. Tres colosos de categoría especial Agnel, Izoard y Galibier, en la etapa con final más alto de la historia de la ronda gala. Por último, el encadenado Télégraphe y Galibier precederá al afamado Alpe-D'Huez en una etapa sorprendentemente corta -109 kilómetros- pero para nada exenta de dureza.

La montaña dará paso a la lucha contra el crono. Las fuerzas de cada corredor marcarán la contrarreloj del penúltimo día, de tan solo 42 kilómetros. Es el mismo trazado que se siguió en el pasado Dauphiné, con victoria para el alemán Tony Martin y una magnífica prestación de Bradley Wiggins. Las largas y amplias rectas beneficiarán a Contador sobre los hermanos Schleck. Al día siguiente, domingo 24, espera París. La capital francesa se engalanará para recibir con honores a los supervivientes del Tour. A todos menos a uno.

El público francés siempre se ha decantado por un corredor. Ganaba Anquetil, pero Poulidor se quedaba con el cariño de la gente. Merckx se llevó el golpe de gracia de un aficionado que acabó por decantar el Tour de 1975 del lado del local Bernard Thévenet. La avería de Andy Schleck y la lógica astucia de Contador, unida a los cambios del pinteño en su visión del incidente, han hecho que los franceses prefieran la mirada angelical del luxemburgués al pistolero español. El asunto del dopaje sólo ha acrecentado esa tendencia. Contador ha demostrado que puede abstraerse de los pitos y convertir los abucheos en rabia. Ahora sólo queda esperar que las piernas le respondan.

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