Tour de Francia: jornada de... ¿descanso?

  • Tal y como señala el calendario de la ronda gala hoy martes toca jornada de descanso. Lo que para los aficionados significa únicamente que no podrán ver por televisión a los corredores, para éstos supone una jornada de peligro en la que el exceso de descanso puede ser casi tan malo como el exceso de entrenamiento.

Wiggins al frente del pelotón en la etapa quince del Tour
Wiggins al frente del pelotón en la etapa quince del Tour
lainformacion.com
Manu Albarrán

Desde hace ya mucho tiempo, en las tres carreras ciclistas más importantes del año hay dos días denominados 'de descanso'. Son días en los que no se corre y que, normalmente, la organización de la carrera aprovecha para hacer grandes traslados. Para los aficionados no es un gran problema la existencia de estos días, si bien es cierto que se hace raro no ver ciclismo después de dos semanas haciéndolo. Sin embargo, los que más sufren y, a la vez, disfrutan estos días de asueto son los propios ciclistas.

Sobre el papel parece positivo que, después de haber corrido sin parar durante una o dos semanas, puedan tener un día en el que recuperar energías sin salir a competir. Sin embargo, está demostrado que una relajación total durante esas 24 horas puede perjudicar al ciclista, pues su cuerpo se ha habituado a una carga específica de trabajo y, si ese día no la recibe, a la jornada siguiente le puede costar más arrancar.

Para evitar ese exceso de relajación en los músculos, todo el pelotón trabaja de algún modo durante la jornada de descanso. Hay quienes optan por salir a rodar por las cercanías de la ciudad donde estén alojados. Otros, por su parte, prefieren no alejarse y usar el rodillo. El caso es desentumecer las piernas y sudar un poco.

Como decimos, en toda gran vuelta ha dos días de descanso. El primero es más fácil superarlo, pues apenas se han corrido unas cuantas etapas, la mayoría de perfil llano y en las que no se acumula excesivo desgaste. Sin embargo, el segundo suele ser más complicado. Las fuerzas empiezan a escasear y medir la intensidad y la duración del entreno para conseguir que el cuerpo trabaje pero no se fatigue es muy difícil.

Del mismo modo, es igual de complicado no excederse con la alimnetación. Todos los ciclistas aprovechan este día sin competición para comer mejor y aportar al cuerpo una dosis extra de energías para afrontar la recta final de la carrera. Sin embargo, una sobrealimentación puede provocar malestar y puede hacer que el cuerpo no asimile tanta grasa o tanta proteína, pues apenas se habrán gastado en el entrenamiento.

Así pues, si hoy para todo aficionado el Tour pasará casi desapercibido, hoy será uno de los días con mayor trabajo para los fisios, los médicos y los cocineros de los equipos. De ellos, y de la profesionalidad de los propios ciclistas, dependerá que el día de hoy les de un puntito más para llegar hasta París o les pueda pasar factura y mañana aparezca el temido hombre del mazo.

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