Una de cal y mucho de arena: pese a todo, Bolivia no pierde la esperanza

  • Con un triunfo y tres derrotas, una de ellas de local, Bolivia tiene un balance deficitario al final del primer tramo del clasificatorio sudamericano a Rusia-2018, pero eso no logra aplacar el ansia de recuperación del fútbol boliviano.

La escuadra verde, que intenta sortear una fuerte depresión deportiva, cayó 2-1 el martes ante Paraguay en Asunción y volvió al fondo de la clasificación regional con 3 puntos delante de Perú y Venezuela.

A pesar de la derrota -no ganó en los últimos 50 años en el Defensores del Chaco- Bolivia mostró indicios de mejoría, sobre todo en la actitud de un plantel permeado anímicamente y en el juego de conjunto.

Usualmente despiadada a la hora de la derrota o superlativamente magnánima a la hora del triunfo, la prensa boliviana lució hoy ecuánime: "Bolivia cae de pie", tituló Página Siete.

El polémico técnico Julio César Baldivieso, que despierta por igual amores y desamores, se estrelló contra el arbitraje del venezolano José Argote: "Quiero ser honesto, si va a pasar lo que pasó hoy día con el arbitraje, no tenemos esperanza de nada en ningún torneo".

En un partido duro ante Paraguay, Bolivia se puso arriba en el marcador, pero cedió el triunfo al local, ante recurrentes yerros de Argote -según reclamaron los bolivianos- que en el primer tiempo no sancionó una falta contra Yasmani Duk, que le hubiese valido la expulsión al defensa paraguayo.

En otra alforja, Baldivieso destacó la actitud de su equipo. "La entrega por la camiseta me deja satisfecho, invita a soñar para más adelante".

La goleada 4-2 de local a Venezuela cayó como bálsamo efímero a Bolivia, que venía de perder 2-0 en su casa ante Uruguay y por igual marcador de visita a Ecuador, líder absoluto del clasificatorio.

Ese triunfo parecía marcar una levantada de Bolivia que en realidad hizo una pobre cosecha en los primeros cuatro partidos que jugó en las eliminatorias. Los resultados futbolísticos parecen ser el reflejo de la dura realidad del fútbol boliviano.

La coexistencia de tres direcciones: una Federación, encargada de las selecciones nacionales, una Liga, que organiza los torneos de primera división, y una Asociación, para divisiones menores, parece ser la causa del caos en que se debate el fútbol boliviano.

Esta situación se agravó aún más con la detención en julio pasado de Carlos Chávez, tesorero de Conmebol, expresidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), actualmente en la cárcel por una investigación de corrupción.

Chávez fue destituido en agosto de la FBF por un congreso extraordinario, que eligió una nueva directiva de la federación boliviana que la Conmebol se niega a reconocer.

El exdirectivo boliviano fue mencionado en las investigaciones del escándalo de la FIFA como receptor de un soborno de 7,5 millones de dólares.

Junto a él la justicia boliviana acusa a otros dirigentes de legitimación de ganancias ilícitas, uso indebido de influencias, beneficios en razón del cargo, delitos tributarios y estafa con la agravante de víctimas múltiples.

Ante ese cuadro, los clubes eligieron a una dirección transitoria en la FBF que la Conmebol no quiere reconocer. Para superar el problema, el titular interino de la entidad, Marco Ortega, intentó infructuosamente entrevistarse el martes en Asunción con el presidente de Conmebol, Juan Ángel Napout.

Napout no respondió cuatro cartas de la FBF que le pide audiencia.

Mientras, el exportero paraguayo José Luis Chilavert dijo recientemente que Chávez "era el cerebro de la distribución de los dineros de las coimas (sobornos, ndlr) y del dinero de la Conmebol".

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