Una Inglaterra bajo presión toma aire gracias a la clasificación para Brasil

Guillermo Ximenis

Londres, 15 oct.- La clasificación de Inglaterra para el próximo Mundial ha relajado la tensión que soporta desde hace meses la selección de Roy Hodgson, que trata de mejorar la imagen gris de los últimos años al tiempo que está inmersa en un profundo relevo generacional.

La brillante actuación ante Polonia (2-0) ha dejado al fútbol inglés en estado de euforia, deseando que llegue cuanto antes el verano de Brasil 2014, si bien desde hace semanas se alzan voces en las islas que tratan de enfriar las expectativas sobre un equipo que no supera los cuartos de final de un Mundial desde 1990.

Ante la falta de recursos que mostraron los ingleses en la última Eurocopa (cayeron frente a Italia en su primer cruce tras la liguilla), Hodgson ha comenzado a dar más minutos a una nueva generación de jóvenes futbolistas en los últimos meses.

Algunas de esas incorporaciones, como el centrocampista del Arsenal Jack Wilshere, de 21 años, y el atacante del Manchester United Danny Welbeck, de 22, se han ganado la confianza del seleccionador y los aficionados, si bien han estado siempre arropados en el césped por los veteranos, que han asumido la responsabilidad en las fechas clave.

Fue el curtido delantero del Manchester United Wayne Rooney quien se encargó de abrir el marcador ante Montenegro el pasado viernes (4-1), quizás el encuentro más crucial de Inglaterra desde la pasada Eurocopa, y volvió a hacerlo anoche ante Polonia.

Junto a Rooney, en los últimos partidos el peso de la selección ha recaído en Steven Gerrard y Frank Lampard, mientras que la baja por lesión en el centro de la defensa del veterano Ashley Cole se interpretó como uno de los problemas más serios de Hodgson ante Montenegro y Polonia.

Con todo, el seleccionador, que sustituyó a Fabio Capello en junio 2012, se ha mantenido firme en su intención de abrir el vestuario de la selección a jugadores que aporten aire fresco al equipo.

Rickie Lambert, del Southampton, se convirtió en héroe nacional en agosto al tumbar a Escocia con un gol en su debut con Inglaterra, mientras que Andros Townsend, el Tottenham, deslumbró en su primer partido como internacional ante Montenegro.

En medio de esa renovación, la clasificación par el Mundial tras varias semanas de dudas ha devuelto a los ingleses una confianza que no disfrutaban desde el pasado febrero, cuando ganaron por 2-1 un amistoso ante Brasil en Wembley.

Aquel encuentro se interpretó en Inglaterra como el primer paso hacia una nueva etapa en la que la selección sería capaz tanto de ganar como de cautivar con su juego, pero los resultados posteriores volvieron a debilitar los ánimos.

Además de una goleada a San Marino (0-8), un conjunto semiprofesional, los ingleses tropezaron ante Montenegro (1-1), Irlanda (1-1) y en su visita a Brasil (2-2), y volvieron a firmar un peligroso empate poco después ante Ucrania (0-0) que ponía en peligro su camino hacia el Mundial.

En ese contexto llegaron unas polémicas declaraciones del presidente de la Federación, Greg Dyke, que puso en pie de guerra al vestuario inglés al apuntar que el equipo no tiene opciones de competir con las selecciones más potentes del mundo para ganar en Brasil.

Quizás en un intento de aliviar la presión que recae sobre los jóvenes ingleses llamados a liderar la selección en el futuro, Dyke situó la principal meta del equipo en Catar 2022, dentro de casi una década, cuando Wilshere tendrá 30 años y Welbeck 31.

Hodgson, que en el Mundial que está previsto celebrar en el emirato de Oriente Medio rondaría los 75 años, se ha marcado sin embargo una meta más cercana, basada en hacer un buen papel el próximo verano y no decepcionar a los aficionados.

El seleccionador comparó las opciones de Inglaterra de ganar el próximo Mundial con las de ganar en la lotería: "Si quieres que te toque, primero tienes que comprar el billete", afirmó tras sellar la clasificación para Brasil 2014.