Veszprém-Kiel y Barça-Flensburg, a la conquista de la corona europea

  • MKB MVM Veszprém-THW Kiel y FC Barcelona-SG Flensburg-Handewitt serán las semifinales de la fase final de la Liga de Campeones de balonmano, que tendrán lugar este sábado en el majestuoso Lanxess Arena de Colonia (Alemania).

David Moldes

Colonia (Alemania), 29 may.- MKB MVM Veszprém-THW Kiel y FC Barcelona-SG Flensburg-Handewitt serán las semifinales de la fase final de la Liga de Campeones de balonmano, que tendrán lugar este sábado en el majestuoso Lanxess Arena de Colonia (Alemania).

La primera semifinal, que enfrenta a los campeones de la liga húngara y alemana, se presenta como la más igualada, pese a que el Kiel contará con el respaldo de la mayoría de los aficionados y es un especialista en este tipo de torneos, ya que ha estado presente en seis de las últimas ocho finales continentales.

El Vezsprém, dirigido por Antonio Carlos Ortega, no ha tenido un camino fácil hasta Colonia, pues en octavos se enfrentó al Wisla Plock polaco de Manolo Cadenas y en cuartos al poderoso PSG Handball francés.

Amparado en un tremendo poderío económico, el técnico español ha configurado una de las mejores plantillas de Europa, que se verá reforzada el próximo curso con el fichaje del portero Roland Mikler (Pick Szeged), el lateral alemán Christian Zeitz (Kiel), el extremo esloveno Gasper Marguc y el central húngaro Mate Lekai, ambos del Celje.

Su equipo base está formado por el portero croata Mirko Alilovic, los extremos Cristian Ugalde y Tamás Iváncsik, el pivote croata Renato Sulic y una primera línea con el serbio Momir Ilic y Lászlo Nagy en los laterales y Chema Rodríguez o Carlos Ruesga como central.

Evitar que el Kiel consiga imponer un ritmo de juego alto será una de las principales misiones del "Spanish" Vezsprém, un bloque que acostumbra a realizar uno o dos cambios ataque-defensa para ganar mayor consistencia defensiva con el bielorruso Mirsad Terzic y el húngaro Schuch.

En frente estarán las "Zebras" de Kiel. Con una filosofía de juego muy marcada, el equipo dirigido por el islandés Alfred Gislason vive de su trabajo defensivo y de un altísimo ritmo de juego, con continuas transiciones y rápidos saques de centro para desgastar a su rival.

Tras caer el pasado año en las semifinales de la Final Four frente al Hamburg, Gislason anunció que ésta sería una temporada de transición para su equipo, tras las salidas de los franceses Omeyer y Narcisse, el sueco Ahhm y el serbio Momir Ilic, el fichaje estrella de su rival en las semifinales.

Bajas que, a la espera de la llegada la próxima temporada del central croata Domagoj Duvnjak (Hamburg), suplió con la llegada de los jóvenes Wael Jallouz (tunecino), Rasmun Lauge (danés) y Fynn Ranke (alemán), además del portero sueco Johan Sjöstrand.

Ese cambio de ciclo no ha impedido, sin embargo, que el Kiel revalidase "in extremis" el título de campeón de la Bundesliga gracias a su mayor diferencia de goles con el Rhein Neckar Löwen, después de apabullar al Füchse Berlín en la última jornada.

Un éxito que reforzará, todavía más, la autoestima de un bloque que carece de la profundidad de banquillo de antaño pero que sigue teniendo un siete titular de enormes garantías, sobre todo si la portería, quizás su punto más débil, está a un nivel aceptable.

El Kiel dispone de una capacidad de juego ofensivo descomunal, con una primera línea de ensueño -formada por el serbio Vujin, el cañonero checo Filip Jicha y el central islandés Aron Palmarsson-, y una buena definición en la segunda, especialmente con los extremos Sigurdsson, que suena con fuerza para sustituir a Juanín García en el Barça, y Ekberg y el pivote danés Rene Toft Hansen.

A eso hay que sumar una defensa 6-0 dura y muy compacta, que le permite desplegar su letal juego de contraataque, y varios "guerreros" como Christian Zeitz, Christian Sprenger o Dominik Klein que aportan el carácter alemán al conjunto de Gislasson.

En la segunda semifinal se enfrentarán el Barça y el Flensburg, quizás el equipo con menos potencial de los cuatro y el que tuvo un camino más fácil en las rondas previas.

Los goles marcados en campo contrario, como en el caso del Barcelona ante los "leones" de Löwen, permitieron a Flensburg eliminar al Vardar Skopje en cuartos de final y clasificarse por primera vez en su historia para la Final Four.

Y es que el conjunto del norte de Alemania, que es una mezcla de jugadores alemanes, suecos y daneses, alcanzó dos veces la final de la Copa de Europa con el anterior formato de ida y vuelta, pero ambas las perdió frente al Celje esloveno (temporada 2003-04) y el Kiel (2006-07).

Desde la llegada del sueco Ljubomir Vranjes al banquillo, en noviembre de 2010 sustituyó a su compatriota Per Carlen, el Flensburg ha ido creciendo, hasta ganar la Recopa de Europa en 2012 y la Supercopa alemana el pasado año.

El bloque de Vranjes crece desde su defensa 6-0, con el sueco Tobias Karlsson y el danés Michael Knudsen en el centro, lo que obligará al ataque azulgrana a tener un alto porcentaje de acierto en sus lanzamientos para evitar que los extremos rivales, sobre todo el danés Anders Eggert, desplieguen su juego de contraataque.

En ataque, el Flensburg cuenta con un gran director de juego, el danés Thomas Mogensen, intermitentes laterales como Holger Glandorf, Weinhold, Ólafur Gústafsson y Drasko Nenadic y una segunda línea de muchos quilates, con los daneses Knudsen (pivote), Eggert y Lasse Svan (extremos).

Su potencial, a priori, no debería ser un obstáculo para que el Barcelona alcanzase su segunda final consecutiva en Colonia, aunque Xavier Pascual "Pasqui", que viene de ampliar su contrato hasta el 2017, no se fía y elude el papel de favorito.

Pero quiera o no el técnico azulgrana, el Barça es el máximo candidato a levantar el título continental el próximo domingo. Los fichajes del francés Nikola Karabatic y el macedonio Kiril Lazarov han aumentado todavía más el potencial de un bloque que se jugará en Colonia la temporada.

Sin rival en las competiciones españolas tras la desaparición del Atlético de Madrid, el equipo catalán necesita levantar la Copa de Europa, su gran objetivo, para que el curso no sea catalogado como un fracaso.

Pasqui cuenta con una plantilla que asusta. Dos jugadores por puesto le garantizan mantener el nivel competitivo durante los sesenta minutos. Su mayor enemigo puede estar en que el arbitraje europeo permite en exceso el contacto físico en defensa, un arma que intentará explotar al máximo el Flensburg, sobre todo porque jugará en casa.

La derrota ante el Hamburg en la final del año pasado, donde el Barça sufrió un atasco monumental en ataque y no logró frenar en ningún momento al central Michael Kraus, estará muy presente en una plantilla que se ha conjurado para conquistar la ansiada Copa de Europa.

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