Con la deblace del Clásico aún caliente y después de haber ganado cinco partidos de forma consecutiva, el Real Madrid volvió a llevarse un jarro de agua fría contra un gran rival. El conjunto blanco estaba obligado a ganar para mantenerse vivo en la lucha por la Liga BBVA pero salió escaldado del Madrigal después de una primera parte pésima donde Soldado adelantó al Villarreal. En la seguna parte mostró una gran mejoría peró perdonó. Los partidos siguen pasando y los de Benítez siguen dejando dudas.
Porque la epopeya del genial Deportivo de Víctor hizo que el Villarreal - Real Madrid se convirtiera en vital para los blancos. Porque lo bueno del fútbol, que a veces es un deporte tremendamente injusto, es que te concede oportunidades para reinventarte. Otra cosa es aprovecharlas. Y es que este Madrid no está para permitirse el capricho de dejar escapar ciertas situaciones.
El Real Madrid, que partía con la necesidad imperiosa de coger el tren de la Liga BBVA, decepcionó en la primer mitad algo poco usual ya que donde suele desentonar es en la segunda. El Villarreal parecía el equipo que tenía una cuenta pendiente con la Liga BBVA. Marcelino adelantó líneas y eso se tradujo en unos primeros minutos de calvario para los blancos. Primero Dos Santos mandó un disparo a la madera después de una buena jugada de Bakambu y después Soldado no perdonaría ante Keylor. Bruno Soriano robó en la presión ante Modric y armó el lío para que Soldado acabara definiendo entre las piernas del meta tico. El Real Madrid tenía un problema.
El gol fue un sopapo que hizo espabilar al conjunto blanco que, carente de un plan claro, intentó convertirse en protagonista pero la timidez le podía. No aparecía por el área de Areola pero al menos se había quitado la avalancha del medio. A veces hay que conformarse con poco y más si no pasas por tu mejor momento anímico. Y ante las intentonas blancas apareció Bakambu para tener en sus botas el segundo. Falló pero fue un mensaje para el Madrid: el Villarreal castigaría cualquier desvarío atrás. Después Soldado y otra vez el francés estuvieron a punto de hacer el segundo ante la inoperancia de un Madrid poco solidario atrás, que no presionaba y que tenía dificultades para mover el balón. La peor versión del Madrid se estaba paseando por el Madrigal.Mejora sin acierto en la segunda mitad
Tras el descanso se cambiaron las tornas porque era casi cuestión de estado. Si el Real Madrid quería optar a la Liga debía hacer dos goles. Y los mereció hacer en unos primeros minutos donde hizo más que en los cuarenta y cinco anteriores. Le imprimió velocidad al balón, hubo más movilidad arriba y presionó en bloque alto. Traducción: llegó con más peligro a la meta de un Areola que se convirtió en salvador tras despejar un gran disparo de Benzema. El francés tendría otra ocasión peligrosa pero la mandó alta cuando todo hacía prever que llegaría el empate. Bale pudo anotar pero Areola volvió a despejar.El partido se había convertido en un monólogo de los de Benítez. La situación lo requería.
Toda esa intensidad mostrada en los primeros minutos se difuminó (es imposible jugar una 45 minutos a ese ritmo) pero el Madrid siguió muriendo en el área. Benzema tuvo otra ocasión perfecta pero remató mal de cabeza y James Rodríguez, después de una genial jugada, pudo hacer el tanto del empate pero la famosa pegada del conjunto blanco es humo.
Finalmente, el Real Madrid lo intentó con más fe que talento pero el tanto del empate no llegó. En una jornada que se presentaba como vital para recortarle distancias al Barcelona los de Benítez volvieron a naufragar y las dudas sobre el equipo persisten a medida que sus principales rivales se van alejando. Barcelona y Atlético de Madrid ya están a cinco puntos y alcanzarlos parece una utopía. El Real Madrid necesita mejorar.
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