Yilmaz, mil focos, cero luces

  • Burak Yilmaz, delantero de moda en Europa, ariete emergente del continente, un jugador que pide paso hacia otras ligas más ambiciosas que las turcas, desapareció en un momento crucial para su futuro, cuando todos los focos alumbraban al futbolista del Galatasaray y se mostró incapaz de encender alguna luz que mostrara sus cualidades.

Juan José Lahuerta

Madrid, 3 abr.- Burak Yilmaz, delantero de moda en Europa, ariete emergente del continente, un jugador que pide paso hacia otras ligas más ambiciosas que las turcas, desapareció en un momento crucial para su futuro, cuando todos los focos alumbraban al futbolista del Galatasaray y se mostró incapaz de encender alguna luz que mostrara sus cualidades.

Hace tiempo que el nombre de Yilmaz suena por España. Es una presa fácil para las especulaciones, sobre todo si el colombiano Radamel Falcao está en la rampa de salida del Atlético de Madrid. Es un recambio apetecible, y más cuando en Turquía no deja de meter goles y en la Liga de Campeones, hasta hoy, sumaba ocho, los mismos que llevaban Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.

El Bernabéu era el escenario perfecto para Burak Yilmaz. Un buen partido le podría catapultar definitivamente lejos de su tierra. Y más si su representante es el rey de los representantes, Jorge Mendes, capaz de vender lo mejor del mundo que puede haber en el mercado y también de colocar en equipos de empaque a jugadores de categoría media.

Con la mirada del agente de Cristiano, y, con la de millones de espectadores, Yilmaz saltó al césped del Bernabéu como un delantero de esos que rematan todo, de los que sólo necesitan un toque para meter la pelota dentro de las porterías rivales. Así lo atestiguan los 56 goles que hizo en 75 partidos con su anterior equipo, el Trabzonspor, o los 18 que lleva este curso con el Galatasaray.

No estaba solo. Desde hace escasos meses, tiene a un compañero de lujo, al marfileño Didier Drogba, un veterano de 35 años que ha ganado muchos títulos y que a estas alturas de su carrera aún tiene cosas que enseñar a compañeros como Yilmaz. El africano juega para él, se ha adaptado a su nuevo rol, pero, pese a ello, la "promesa" turca de 27 años estuvo perdido por el Bernabéu.

Anduvo meditabundo perfectamente sujetado por Sergio Ramos y Raphael Varane, que apenas concedieron a su rival ocasiones para sacar a relucir su olfato goleador. Tampoco ayudó demasiado la poca aportación de algunos nombres que deberían haber brillado ante el Real Madrid.

Drogba sí fue un auténtico incordio para los blancos, pero Wesley Sneijder, Hamit Altintop, Felipe Melo, Albert Riera o Selcuk Inan desaparecieron por completo. Y, si además el lateral izquierdo Emmanuel Eboue, no estuvo nada acertado en los dos primeros goles del Real Madrid, se cerró un círculo que apenas benefició a Yilmaz.

Sólo disparó una vez, y no lo hizo a portería. Lo hizo en el minuto 35, con una volea que salió muy lejos de la portería defendida por Diego López. Fue su única aportación en noventa minutos.

En la segunda parte su equipo jugó peor. Si antes del paso por los vestuarios faltó puntería y hubo ocasiones, después casi no existió nada de todo eso. Si Yilmaz ya estaba desaparecido en el acto inicial, en el siguiente se esfumó para siempre.

Además, no tendrá una segunda oportunidad de exhibirse en un encuentro de talla mundial. Tendrá que seguir marcando en Turquía, porque en el minuto 78 vio una amarilla, porque el árbitro consideró que simuló al caer tras un pisotón de Sergio Ramos dentro del área, que le impedirá jugar en el choque de vuelta.

Jorge Mendes tendrá que afinar toda su maquinaria para colocar a Yilmaz por los 30 millones de euros que dicen que podría costar. En el Bernabéu, la cifra disminuyó. Su gran día, en su mejor escaparate, se evaporó. Los miles de focos que le iluminaban, no llegaron a encenderse. Se le apagaron las ideas y se le secó la pólvora.

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