De este modo, el fiscal le ha dado la razón a Google, que dirigió durante ese periodo los impuestos de su negocio francés hacia la sociedad irlandesa Google Ireland Limited (GIL), mientras que el ministerio de Haciendo francés le llegó a reclamar hasta 1.600 millones de euros.
El grupo estadounidense recurrió a la Justicia al asegurar que no está obligado a declarar sus beneficios en Francia debido a que vende publicidad en el mercado francés a través de su filial irlandesa, un litigio del que finalmente ha salido favorecido.
Según la regulación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una empresa debe pagar sus impuestos en un país si en él dispone de un "establecimiento estable", tales como empleados, representantes o locales.
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